Recientemente se ha descubierto un nuevo tipo de células pluripotentes, de tejidos adultos (no confundir con embrionarias, que no han dado fruto alguno, ni se espera), similares a la iPS, y que se las conoce como células F (de «fuzzy», término inglés que significa difuso). Crecen mucho más rápido que las iPS y prácticamente son funcionalmente asimilables. Pueden transformarse en cualquier clase de las más de 200 que componen el cuerpo humano. Hay en estos momentos ensayos clínicos prometedores, que son una esperanza terapéutica para enfermedades de tipo degenerativo hasta el momento incurables: por ejemplo, ceguera por degeneración macular asociada a la edad, lesiones de médula espinal, atrofia muscular, enfermedades cardíacas, y un largo etcétera. Los próximos años se presentan bastante alentadores en este sentido.

Otro amplio frente terapéutico lo conforma la inmunoterapia, una vía en la que se lleva investigando varios decenios, pero que ahora comienza a arrojar expectativas halagüeñas: ya se habla de la edad dorada de la inmunoterapia. La idea es sencilla. El organismo humano está preparado, de modo habitual, para rechazar y suprimir las células que se descontrolan en su crecimiento y que pueden producir tumores. Sin embargo, por un fallo del propio sistema inmune, en ocasiones esto no sucede y se desarrolla entonces un cáncer. Pero si conseguimos activar a las células cancerosas para que se muestren como indeseables ante el sistema inmunitario, éste reacciona y las elimina, de igual modo que ocurre cuando nuestro organismo detecta células infectadas con virus y las destruye. Esto se obtiene activando las células malignas, de modo que se hagan visibles, con anticuerpos monoclonales inmunomoduladores, que logran desencadenar la inmunidad frente al cáncer de que se trate. Por ejemplo, se está ensayando, con buenos resultados, en melanoma (un tipo de cáncer originado a partir de las células que pigmentan la piel).

Y todo esto no es más que el principio. ¿Quiere decir que vamos a vivir más años de los previsibles? Quizá no, pero sí se puede aventurar que lleguen más personas a edades avanzadas y en mejores condiciones. Pero no conviene olvidar, en este tiempo de recortes, que esto no se alcanza si no hay una política de mayor inversión, tanto pública como privada, con una adecuada cultura del mecenazgo.