­Formada por más de mil islas, la Polinesia suele ser sinónimo de grandes extensiones de arena blanca, fondos coralinos, aguas cristalinas y otros elementos que convierten a este gran archipiélago en un ´paraíso terrenal´. No obstante, el hecho de asentarse sobre el Anillo de Fuego del Pacífico, convierte a este conjunto de pequeñas regiones en una zona de gran actividad sísmica y volcánica, con más de 7.000 temblores leves al año. Este factor ha sido el causante de la aparición de una nueva isla en la región de Tonga. Situado a unos 2.000 km de Nueva Zelanda, el país polinesio ha sido testigo de este hecho insólito, causado por la erupción de un volcán submarino „Hunga Tonga„ que ha desencadenado la aparición de un islote con una superficie de unos dos kilómetros cuadrados y una altura de 100 metros. Si bien el futuro de la isla es incierto, ya que los expertos aseguran que podría desaparecer debido a las corrientes y otros procesos de erosión, hay que tener en cuenta que otros episodios parecidos alrededor del globo han desembocado en el asentamiento definitivo de las islas. Mientras tanto, no se recomienda visitar la isla, ya que el desconocimiento del terreno y el peligro de erupciones es alto. Sin embargo, las aves marinas han pasado por alto esta recomendación, ya que millares de ellas han colonizado la isla, convirtiéndose en los primeros habitantes de este nuevo mundo de los Mares del Sur.