La relación de la alcaldesa Rita Barberá con el ministro Montoro ha sido más bien tensa a lo largo de toda la legislatura, aunque en los últimos tiempos la situación parece haber entrado en una dinámica distinta. Grande fue, por ejemplo, el enfado de la alcaldesa cuando se hicieron las «inspecciones sorpresa» a los casales falleros en plenas fiestas. Y fuerte fue también la subida del IVA de las fallas al 21%. No obstante, esas inspecciones no se han repetido y el IVA se redujo finalmente al 10%. También ha sido motivo de disputa el Contrato Programa para la EMT, aunque en este caso parece que todo el mundo ha comprendido que el problema es la Generalitat Valenciana y eso cambia las cosas. La visita de mañana puede mostrar, pues, si se ha recuperado la sintonía o sigue la gresca.