Con tan sólo diez años, Marc conoció al que sería el gran amor de su vida. Desde entonces -ahora tiene 37- no se ha separado de ella. No ha sido una relación fácil, ¿acaso alguna lo es? "Incontables" baches y fracturas se han cruzado en su camino, pero Marc se ha mantenido fiel, constante, luchador. Se ha caído y se ha levantado. La suya es una carrera de obstáculos.

Se acaba de proclamar campeón del Dakar en motos, el rally más duro del mundo. ¡Y van cuatro! Una avería en el 2012 y una lesión en el hombro en el 2013 le apartaron del título. Ahora, después de dos años de dominio del francés Cyril Despres, su gran contrincante, ha vuelto a lo más alto. Marc vuelve a sonreír, su relación con las motos funciona a la perfección.

Pero ¿cómo se relaciona con las mujeres? De espíritu aventurero, algo kamikaze, dice sentirse "cómodo" en la soledad del desierto. De vuelta a casa, le cuesta "retomar el ritmo del día a día. Es una desconexión progresiva". Casado y con un hijo, no es de los que se llevan a su mujer al trabajo, "ella no estaría cómoda, y a mí me restaría energía", aunque explica que ella le aporta "un punto de madurez clave en mi entorno".

"No me gusta sentirme el centro de mi mundo, por eso en casa está prohibido hablar de motos. En la vida hay muchas más cosas", afirma Coma. Valora, ante todo, "la honestidad; no soporto la hipocresía". Y le gusta que su mujer "tenga carácter, sea inquieta, activa, con iniciativa".

Coma también asegura que es más de amigos. "Me cuesta tener amigas, por la manera de ver las cosas. Conecto mejor con los hombres en cuestión de comunicación. La visión de los tíos suele ser más sencilla, más fácil para mí. El hombre tiene una parte instintiva, las mujeres suelen razonar más". Reconoce que ser campeón del rally Dakar "ayuda" a la hora de ligar, "aunque siempre depende de tu actitud". Y la suya es más bien pasiva.

De adolescente "iba de chico malo, de rebelde"; sin embargo, ahora "me costaría mucho acercarme a una mujer, soy muy torpe, necesitaría la ayuda de un colega (risas). Quizás con la mirada? Soy un poco tímido, no me lanzo. Me dan mucho respeto las mujeres". En cuanto a si prefiere seducir o dejarse seducir, se inclina por la segunda opción: "¿A quién no le gusta?", añade.