Miguel Vilaplana, Alcoi

La reposición de un puente en el término municipal de Agres completará este año la vía verde que transcurre por el mismo itinerario que hasta 1969 recorría el ferrocarril que unía las ciudades de Alcoi y Yecla a través de Villena. Con esta actuación los amantes del excursionismo y la bicicleta podrán disfrutar de los espléndidos paisajes que surcaba el conocido popularmente como Chicharra, un tren que comunicaba once municipios de Alacant, Valencia y Murcia, y que en su momento tuvo una gran importancia social para los habitantes de la zona.

El ferrocarril de Villena a Alcoi y Yecla, más conocido como VAY y popularmente con el apelativo de Chicharra, fue inaugurado en un primer tramo entre Villena y Banyeres en 1884. Después la línea se prolongó hasta Yecla, desde donde se podía llegar a Cieza. Finalmente, en 1909, se completaba el itinerario hasta Muro, en cuya estación se conectaba con la línea Alcoi-Gandia.

Este ferrocarril se convirtió en el único medio de transporte para varias de las poblaciones por las que pasaba, lo que reforzó su importancia de carácter social. Además, el enlace con el tren Alcoi-Gandia permitió la creación de una comunicación con la costa, que sobre todo en la época veraniega tuvo una gran aceptación. Las empresas de la zona, asimismo, lo utilizaban para el transporte de mercancías.

Era un ferrocarril muy modesto, pero también casi autosuficiente. De hecho, en sus talleres ubicados en Villena se construían artesanalmente los coches y automotores, en una compañía que llegó a contar con cerca de 200 empleados.

En 1965 la línea pasó a ser administrada por FEVE, pero la competencia de la carretera y las dificultades económicas acabaron por abocarla al cierre en 1969. A partir de ahí se inició el desmantelamiento de todas las infraestructuras, como es el caso de las vías y los puentes metálicos por los que pasaba el ferrocarril. El trazado, incluidas las estaciones, quedaron sumidas en el abandono.

En los últimos años, sin embargo, los ayuntamientos y otras instituciones oficiales han ido apostando poco a poco por recuperar el trazado ferroviario, de un centenar de kilómetros de longitud, para adaptarlo como vía verde. Este esfuerzo se ha centrado básicamente en la reposición de los puentes, con el objetivo de que el itinerario pueda ser utilizado tanto por viandantes como por ciclistas.

Las primeras actuaciones en este sentido se remontan a 2004, cuando se reinstalaba el viaducto que salvaba el Vinalopó entre Villena y Biar, y también el puente que cruzaba el mismo río en Beneixama.

Tras un paréntesis de casi tres años, hace apenas un mes se procedía, a través de fondos comunitarios, a la reposición de la pasarela que pasaba por encima del río Marjal en Banyeres, y ahora la Diputación ha presupuestado para este ejercicio el proyecto que permitirá completar la vía verde. Se trata, en concreto, de la recuperación del puente que salva la carretera que une Muro con Agres.

Así las cosas, dentro de poco los excursionistas que así lo deseen podrán cubrir apenas sin obstáculos el recorrido del popular Chicharra entre Cocentaina y Yecla. El tramo desde Alcoi es más complicado, toda vez que el antiguo itinerario del tren está cortado a la altura de la variante de Cocentaina, y además hay numerosos tramos que se encuentran urbanizados. El recorrido arranca a la salida de Cocentaina, a la altura de la rotonda de l'Alcudia, desde donde la antigua explanación del ferrocarril discurre en una primera parte entre naves industriales para posteriormente adentrarse por campos de olivos y cañizares. A apenas cuatro kilómetros el trazado se interna por el casco urbano de Muro, donde tras pasar por la antigua estación, da un rodeo por el interior de un polígono industrial antes de adentrarse por la zona de chalés de la Plana.

Coincidiendo con la presencia de una antigua caseta ferroviaria en ruinas, el camino se interna por la parte más frondosa del recorrido, en plena umbría de la Sierra de Mariola. Los pinos y carrascas apenas dejan pasar la luz en algunos puntos, hasta la llegada a las pilastras que sustentaban el puente metálico que tiene previsto reponer la Diputación este año. Hasta que el proyecto se lleve a cabo, los usuarios no tienen otra salida que cruzar un camino que atraviesa la carretera y el río, para ya en el otro lado, volver a recuperar la senda del Chicharra.

El valle se va abriendo cuando se llega a la otrora imponente estación de Agres, donde se hacían los trasbordos a los trenes de RENFE de la línea Alcoi-Xàtiva, aún en servicio. A la izquierda se distingue el empinado perfil de la bella población ubicada en la falda de Mariola, mientras la antigua plataforma ferroviaria se interna entre almendros y olivos buscando la estación de Alfafara, situada a escasos cinco kilómetros, al otro lado de la carretera comarcal.

Desde allí el camino transcurre por espacios más abiertos hasta la llegada, seis kilómetros después, al bello municipio valenciano de Bocairent, cuyo espectacular casco antiguo medieval se puede admirar desde la ruta. Inmediatamente se llega a la estación y, desde allí, la urbanización de parte del trazado ferroviario obliga a coger la vía de servicio que discurre en paralelo a la carretera de Villena.

Tras 12 kilómetros de línea recta hay que estar atentos al itinerario del Chicharra, que se abre a mano izquierda para ir a buscar el imponente perfil de Banyeres, rematado por su altivo castillo. La estación está situada en una amplia avenida, junto a una antigua fábrica papelera que conserva una excepcional fachada modernista. Después de pasar junto al instituto del municipio, se llega a la sede de la Cruz Roja, ubicada en una antigua caseta del tren. Desde allí la senda se encamina hasta el puente recientemente repuesto que salva el río Marjal, y el viaje prosigue en dirección a Beneixama, municipio que se alcanza 13 kilómetros después.

Fábricas y fortalezas

La estación está enclavada junto a una antigua industria licorera que ha sido cuidadosamente rehabilitada. Desde allí, la plataforma ferroviaria empieza a transitar por extensos campos de frutales, olivos y viñedos, salpicados en ocasiones por pinos y carrascas. Se cruza el primero de los puentes sobre el cauce seco del Vinalopó y pronto se empieza a distinguir el inconfundible perfil de Biar, también con una extraordinaria fortaleza en lo alto. La estación está bastante alejada del casco urbano, y es el paso previo al segundo y último de los puentes que atraviesan el río Vinalopó, sin duda el más espectacular del trazado por su envergadura. Sustentado por cuatro pilastras de piedra, su plataforma metálica se eleva sobre un profundo barranco agreste y también sobre un área recreativa en la que se pueden recuperar fuerzas tras un largo camino. En esta zona la vía verde está perfectamente acondicionada, con asfalto y barandillas de madera. Además, coincide con un tramo del Camino de Santiago del Suroeste, entre la estación de Biar y la pedanía de Las Virtudes.

Tras nueve kilómetros, la siguiente parada es la estación de Villena, situada justo enfrente de las actuales instalaciones de ADIF, y a la que se llega tras un pequeño recorrido urbano. Desde allí hay que dirigirse hacia la carretera de Yecla y tomar el cruce hacia El Pinós, donde de inmediato, a mano derecha, aparece claramente señalizada la plataforma ferroviaria transformada en vía verde.

Son 24 kilómetros los que separan Villena de Yecla, a través de amplios viñedos. La monotonía paisajística, sin embargo, se rompe en el santuario de Nuestra Señora de las Virtudes, situado en la pedanía del mismo nombre. El trazado continúa adelante hasta llegar al municipio murciano de Yecla, donde tras pasar junto a varias fábricas de muebles, la estación marca el punto y final de un bello viaje que habla, a los que saben escuchar, de aquellos tiempos en que el Chicharra se convirtió en un medio de transporte que logró hermanar gentes y comarcas.