Que los teléfonos móviles son el principal enemigo para los delincuentes es algo que los abogados que los defienden están hartos de repetirles tras la lectura de cada sumario en el que se desgrana cómo la investigación policial llega hasta ellos por su verborrea. Y aún así, la telefonía continúa siendo oro líquido para los investigadores. La resolución del asesinato de Francisco Pozo, más conocido como El Pozo, que fue ejecutado de ocho tiros en Favara hace ahora poco más de un año, el 11 de febrero de 2021, no ha sido una excepción.

Son delincuentes -los seis detenidos tienen antecedentes por narcotráfico-, pero humanos al fin y al cabo. Y esa necesidad de comunicarse y contarse sus vidas ha terminado por traicionarles, porque les faltaba conocer un dato fundamental: la mensajería que utilizaban, Sky ECC, una plataforma con 170.000 usuarios en todo el mundo que promete el secreto absoluto de las comunicaciones gracias a un sistema único de encriptado, dejó de ser tan secreto después de que Europol reventara los códigos de acceso casi en las mismas fechas en que El Pozo caía muerto, cosido a balazos, al pie de su coche, en la parte trasera del que presumió en su día de ser el mayor prostíbulo de Europa, a las afueras de Favara.

Los seis presuntos implicados en la trama criminal fueron identificados a partir del análisis de sus mensajes y fotos en un chat de Sky

Los 'sabuesos' de Homicidios de la Guardia Civil de València -hay un tomo entero en la causa dedicado a ese análisis que ha sido el eje de la investigación- escudriñaron uno a uno los mensajes, y con la paciencia de un maestro Jedi fueron recomponiendo el puzzle hasta conseguir identificar a todos los usuarios del chat de Sky que usaban. Desde una fecha de cumpleaños, a un comentario más propio de un padre cualquiera en una fuente tan abierta como Whatsapp, anunciando que tal día debía ir a recoger a su hija taekwondo, pasando por pistas mucho menos irrebatibles para los abogados de los detenidos. Por ejemplo, colgar fotos en el grupo mostrando los traicioneros tatuajes que identifican a quien los lleva sin ningún género de dudas.

Pero, ¿cómo llegó la Guardia Civil hasta ahí? Con esa misma paciencia, aderezada con tesón, minuciosidad y análisis, mucho análisis. Desde el primer momento contaban con datos aportados por testigos: los ejecutores fueron dos personas, que salieron de un Mini de color blanco, se acercaron a su víctima y lo acribillaron, para huir enseguida hacia la autopista.

Los testigos y el Mini de los ejecutores

El coche fue el primer rastro para Homicidios, e identificarlo costó, pero no demasiado. Más pronto que tarde averiguaron que el dueño del vehículo se lo pasó a un amigo y este a otro, y este último, a un cuarto, que fue quien lo utilizó aquél 11 de febrero. Y quien lo usó gastaba un teléfono con Sky. Bingo. Europol pone en contacto a todas las policías europeas, así que ya solo hubo que acceder al contenido Sky de ese teléfono y volver a aplicar una buena dosis de paciencia.

A lo largo de meses, diseccionaron cada conversación -los participantes siempre utilizan un pseudónimo-, cada imagen, cada comentario. Algunos personales, y otros, los de 'trabajo', especialmente delatores: cuando aludían a quien estaba detrás del encargo, hacían alusiones a "Los V". Y en Nazaret, "Los V" solo pueden ser Los Vicentes. Pero, ¿cuál de todos?

El Pozo, uno de los narcos valencianos capaz de mover grandes cantidades de cocaína según los agentes especializados en narcotráfico, siempre se llevó bien con Los Vicentes, hasta que, en una celebración familiar hace unos años, acabó a puñetazos con uno de ellos. Los rumores de los bajos fondos afirman que esa supuesta animadversión de los últimos tiempos entre Pozo y algunos de los Vicentes tenía más que ver con rifirafes del 'negocio' que con esa pelea puntual.

De hecho, la Guardia Civil no señala en sus informes al juez cuál fue el motivo por el que alguien de ese clan de Nazaret quería mandar a El Pozo al otro mundo. Y los acusados, obviamente, tampoco lo han contado en el juzgado, donde se acogieron a su derecho a no declarar. Pero los investigadores sí han reunido algunos datos que les llevaron a detener a un miembro concreto del clan, J. C.

La última reunión

Dos días antes del asesinato de Francisco Pozo, hubo una reunión en Gandia en la que participaron el presunto ejecutor, F. P. H., y varios de los ahora detenidos. J. C. no tiene un teléfono Sky, pero sí un móvil. Los investigadores han logrado averiguar que ese día, el 9 de febrero, y en la franja horaria en la que se produjo la reunión, J. C. se desplazó desde València a Gandia y que, a la hora en que se supo que terminaba esa cita para ultimar supuestamente la ejecución de El Pozo, regresó a Nazaret, donde vive.

De momento, los seis detenidos han sido enviados a prisión por el juez de Instrucción número 4 de Sueca, acusados de haber participado en una trama criminal en la que el presunto autor material de los disparos, un conocido delincuente de Gandia relacionado con el tráfico de drogas y el cobro de deudas en ese ámbito, habría matado al mismo hombre que estaba contratándolo para asesinar a dos colombianos a los que atribuía erróneamente haberlo tiroteado un mes antes, el 4 de enero de 2021, a la entrada del garaje de su casa.

Su equivocación, tal como informó ayer Levante-EMV, fue lo que le costó la vida, ya que, al reunirse con el supuesto sicario para darle datos de dónde encontrar a esos colombianos, acabó saliendo de su escondrijo y dándole la oportunidad de acabar con su vida.

Seis detenidos en València, Alicante y Baleares por el asesinato a tiros del narco El Pozo en Favara

Seis detenidos en València, Alicante y Baleares por el asesinato a tiros del narco El Pozo en Favara LMV