La San Silvestre popular de Valencia añadió lustre a su cuadro de honor para dar un nuevo pasito en el éxito de la misma. Si ya está asumido el tema de la participación „ya se puede decir diez mil, quince mil o veinte mil que nadie sabe a ciencia cierta cuantos se dan cita para correr o pasar el rato„, el cuadro de honor quedó enriquecido ayer con la presencia de atletas que son ya algo más que semiprofesionales o buenos populares.

Así, en la categoría femenina se estableció un nuevo récord de la prueba con su nuevo trazado en las piernas de la francesa Liv Westphal. Estaba claro que venía para ganar y nadie le pudo arrebatar ese favoritismo. Tanto, que llegó muy poco después de los primeros clasificados y que ni siquiera le dio opción a la marroquí Fátima Ayachi, que viene como un tiro buscando una plaza en el equipo olímpico de maratón. Tanto, que la del Cárnicas Serrano quedó en la meta por delante de la mejor fondista valenciana de los últimos tiempos: Laura Méndez.

En categoría masculina ganó Haouad Tougane, ya habitual entre los mejores a estos niveles, que superó al subcampeón de Europa de cross hace apenas diez días El Madmi Lamouies al «cárnico» Ouais Zitane. Y por detrás, miles y miles de piernas con ganas de despedir el año como ya es habitual en Valencia: corriendo. Acababa de esta manera un año del nuevo concepto de «Valencia ciudad del running» que cada vez tiene más razón de ser.

El Síndrome Phelan-McDermi

La vertiente solidaria tuvo en Beatriz, una niña de tres años afectada por el Síndrome de Phelan-McDermi „una condición genética considerada una enfermedad rara„ a más de 150 personas disfrazadas de súper héroes con sus trajes de color verde. Una iniciativa plausible.