Qué bonito es recordar buenos momentos que pasaste en tu vida y reconocer a cada uno de
tus seres queridos.
- Hola papá, ¿Cómo estás?
- Perdóneme pero no le conozco.
- ¡Papá! Soy yo, tu hijo.
- Yo no tengo hijos
- Sí que tienes. Y además un nieto.
- No me moleste más, me voy a mi casa.
- Esta es tu casa papá.
Invadido por la ausencia de recuerdos, vive cada día como si fuera único, mientras sus seres
queridos inundados en lágrimas, lo observan con tristeza y amor.
Él no recuerda, habiendo perdido los bellos momentos que pasó en su vida junto a su familia.
Esa familia que sigue a su lado, dándole todo su amor, mientras él, sumido en una laguna
permanente de ausencia, no puede reconocer quienes son las personas que lo cuidan y aman
cada día.
Maldita enfermedad que roba toda una vida en la que aprendiste, sufriste y disfrutaste. Ahora,
pudiendo contar tus mil y una batallas reunidos en familia, llega él y te arrebata esos
maravillosos momentos.
«Alzheimer, ladrón de vivencias. Ladrón de recuerdos»