El trasvase Júcar-Vinalopó, la gran infraestructura proyectada por el Gobierno para satisfacer las demandas de abastecimiento y regadío en las comarcas del Vinalopó, l'Alacantí y la Marina Baixa, ya es una realidad. El trasvase está técnicamente finalizado, aunque permanecerá en pruebas hasta que oficialmente comience a enviar agua este verano. Lo confirmó ayer el presidente de la Confederación Hidrográfica del Xúquer (CHJ), Juan José Moragues, en un acto en Riola (Ribera Baixa).

La infraestructura se ha construido en menos de tres años desde que el Ejecutivo socialista modificó en 2007 el plan inicial del PP y aprobó el cambio de toma del trasvase desde Cortes de Pallás a Cullera. La inversión supera los 320 millones de euros, 120 de ellos financiados por las instituciones europeas. Moragues aseguró a Levante-EMV que las pruebas aún seguirán unos meses, pero que el trazado que llevará el agua desde la desembocadura del Júcar hasta las inmediaciones de Villena está "técnicamente concluido", aunque no se anunciará oficialmente hasta el próximo verano.

Una vez concluidos los 77,6 kilómetros del trasvase, divididos en cinco tramos, el Júcar enviará 80 hectómetros cúbicos anuales al Vinalopó para el consumo humano y agrícola. La conducción, que cuenta con tres balsas reguladoras, en Llaurí, Llanera de Ranes y Moixent, se inicia 50 metros aguas arriba del Azud de la Marquesa (Cullera) y se abre camino por varias comarcas hasta Villena.

Sin embargo, casi tres años después y con la obra ya finalizada, el Consell sigue defendiendo la anterior, en Cortes de Pallás, pese a las sentencias judiciales que avalan el cambio. Lo hizo el propio presidente Camps en una reciente sesión de control en las Corts cuando aseguró que el cambio de toma "fue un error" porque rebaja la calidad del agua que se enviará a Alicante, donde también hubo protestas contra el cambio de trazado, aunque entonces la respuesta social en la Ribera contra el trasvase aguas arriba de Tous fue decisiva para lograr el cambio.

El Ministerio de Medio Ambiente defiende que con la toma desde Cullera trata de recuperar los acuíferos sobreexplotados del Vinalopó y respetar los derechos de los usuarios tradicionales del Júcar. El Gobierno sostiene que el trasvase es una infraestructura "estratégica" para la Comunitat Valenciana que permitirá trasvasar al Vinalopó hasta 80 hectómetros cúbicos de agua al año procedente de sobrantes del curso bajo.

Sindicatos y la plataforma cívica Xúquer Viu se oponen a que parte del agua del trasvase Júcar-Vinalopó se destine a consumo humano y advierten que si, como parece con la construcción de una potabilizadora en Villena, el Gobierno de Zapatero asume este cambio romperá el consenso alcanzado en la comarca en 2007.