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"Vemos cómo nuestras tierras arden sin control y nadie hace nada"

La Comunitat Valenciana se enfrenta al mayor desastre ecológico registrado en años. Más de 50.000 hectáreas asoladas ante el solapamiento de dos incendios e interminables nubes de cenizas que cubren el cielo ya son testigos mudos del siniestro. Las cifras son escandalosas, pero mucho más tristes son las historias que se encuentran tras ellas.

El fuego ya ha afectado a 15 municipios y muchos son sus residentes que observan impotentes el paso de las llamas.

Tal es el caso de Ángel Fayos, vecino de Macastre, que mostró su indignación por la falta de medios: «hasta las 11 de la mañana no se ha visto una rata por aquí , si el pueblo no colapsa el 112 aquí no viene nadie». En términos parecidos se movió Miguel, residente en Yátova, que rechazó las declaraciones políticas que hablan de un gran despliegue de medios: «es una vergüenza que digan que hay 23 helicópteros cuando no hay ninguno. Aunque peor aún es que no nos dejen cortar leña ni matojo en el monte durante el año y después vemos cómo ocurre un suceso de este calado».

De Londres a Turís

Sin embargo, algunos vecinos sí han podido comenzar a adecentar sus casas. Este es el caso de Martin, un británico residente en un chalet cercano a la urbanización Altury en Turís, quien tras el aviso de un vecino no dudó en coger el primer avión desde Londres el pasado sábado y venir a comprobar el estado de su residencia. Un viaje que se le hizo eterno, según relata Martin, con angustia llegó hasta su casa y comprobó que el fuego no le había dañado la vivienda, pero si el jardín. Las llamas llegaron hasta prácticamente un metro de la casa, «ahora tan solo voy a limpiar un poco esto y me vuelvo a Inglaterra mucho más tranquilo», relató el ciudadano británico.

Martin volverá a su casa en Inglaterra con la tranquilidad de saber que su propiedad no ha sufrido grandes daños, una sensación que no pudieron compartir ayer muchos vecinos de poblaciones en peligro.

Alberto Torrejón, cazador de Altura, observó impotente y junto a otros vecinos el paso de las llamas por sus tierras. Con sus perros en peligro, se mostró crítico ante las actuaciones del Consell: «vemos cómo nuestras tierras arden sin control y nadie hace nada. La falta de medios es palpable. Parece que quieren parar el incendio en Gátova pero aquí no viene nadie, solo algunos bomberos».

De hecho, Gátova fue una de los municipios desalojados que recibió un respiro con la aparición de la lluvia. La mayoría de familias optó por acudir a residencias de amigos y familiares de pueblos cercanos, aunque algunos tuvieron que acudir a la ayuda de las administraciones, como ocurrió en Marines Nuevo. Un total de 28 personas durmieron en el colegio público de la localidad el sábado por la noche y fueron atendidos por la Cruz Roja.

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