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Darek Fidyka.BBC

Investigación

Una técnica ninguneada en Valencia cura a un parapléjico en Polonia

La doctora Almudena Ramón fue pionera en el transplante de células de la cavidad nasal a la médula espinal, aunque su investigación fue "boicoteada"

Darek Fidyka recibió en 2010 varias puñaladas que le desgarraron la médula espinal. Bombero de profesión, el ataque le condenaba a estar ligado a una silla de ruedas de por vida. Pero, todo cambió cuando la ciencia acudió en su auxilio. Un grupo de doctores británicos y polacos le aplicó un pionero tratamiento centrado en el transplante de células del bulbo olfatorio con gran poder regenerador con la intención de reactivar su médula espinal. Recibió hasta un centenar de inyecciones por encima y por debajo de la lesión. Tras monitorizar su evolución durante un año, las cámaras de la BBC han sido testigos recientemente de que la terapia ya da sus frutos. Darek ya piensa en volver a bailar y poco a poco recupera la normalidad.

La historia de este búlgaro de 40 años sobre el que se ha fijado la mirada de medio planeta parece que acabará en final feliz. El preludio, no lo es tanto. La misma técnica que ha servido para devolver parte de la movilidad a Fidyka ya fue desarrollada en animales por la investigadora Almudena Ramón Cueto durante su estancia en el Instituto de Biomedicina de Valencia, donde fue boicoteada cuando defendió utilizar la técnica con humanos.

La investigadora Almudena Ramón, nacida en Valladolid en 1963, saltó a la fama por poner en práctica una terapia similar a la recibida por Fidyka, hasta el punto de que llegó a curar lesiones medulares en ratas, primero, y en un primate, después.

Ramón Cueto desarrolló estas investigaciones en el Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV), dependiente del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Su labor no pasó desapercibida. De hecho, en febrero del 2001 recibió el Premio Importante que otorga Levante-EMV. Tras las exitosas pruebas en ratas, dio un paso más y aplicó con el mismo resultado su técnica en un primate.

Luego, todo se truncó. Los responsables del centro le prohibieron la entrada a las instalaciones donde realizaba sus trabajos y ordenaron el sacrificio del animal. Fue trasladada junto a su equipo a un habitáculo de reducidas dimensiones. Denunció presiones y acoso de sus superiores.

«Me he encontrado muchos obstáculos para sacar mis trabajos adelante», declaró. Los problemas se sucedieron. El 3 de febrero de 2012 pidió la baja. Y, al final, decidió demandar una excedencia voluntaria en mayo del mismo año. La vallisoletana encontró entonces el respaldo de un grupo de lesionados medulares, que se unieron en la Fundación Investigación para la Regeneración del Sistema Nervioso (IRSN) y se convirtieron en sus principales mecenas. Esta fundación abanderó diversas colectas y actos para recaudar los 700.000 euros necesarios para seguir con unas investigaciones iniciadas en los años 90.

Se anunció entonces que no formaría parte de los ensayos con humanos que proyectaba la fundación. Siguió publicando en diversos medios especializados y protagonizando conferencias por todo el planeta. Muchos han sido los que han recordado su figura al saltar a la luz el caso protagonizado por Darek Fidyka.

El reconocimiento de Raisman

De hecho, el neurólogo Geoffrey Raisman -uno de los responsables del reciente proyecto desarrollado en Polonia- no ha dudado a la hora de mentar el nombre de la científica Almudena Ramón Cueto como un referente en su campo de investigación en sus recientes apariciones en los medios. Raisman ha anunciado sus intenciones de proseguir con su terapia con hasta diez pacientes más y cree que en el plazo de cinco años se podría curar la parálisis con la técnica seguida con el exbombero búlgaro.

La ciencia se ha abierto camino y los vaticinios de la investigadora asentada en Valencia -defendió que su técnica podía aplicarse en humanos- se han hecho realidad.

En la actualidad ocupa el puesto de directora médica y científica del Centro Internacional de Medicina Regenerativa Medular (Cimerm), que se ubica en el Vivero de Empresas de la Universitat de València (UV). En su página web, la firma apunta que tiene como objetivo «mejorar la calidad de vida de las personas que tienen patologías del sistema nervioso, con una especial atención a las que padecen lesiones de la médula espinal». Defienden, además, que trabajan en estrategias innovadoras para la rehabilitación integral.

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