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Ni proclamación, ni autobombo

Acto de candidatura

Ni proclamación, ni autobombo

El ninguneo de Génova, el apagón de TVV y una agenda discreta marcan la candidatura de Fabra

La decisión del Palau de la Generalitat de renunciar a celebrar un gran acto para encumbrar la candidatura de Alberto Fabra no es la única renuncia que el jefe del Consell ha encajado como candidato a la Generalitat a las autonómicas del 24 de mayo. En ocasiones la cesión ha sido voluntaria y en otras por fuerza mayor, pero el resultado es que los últimos coletazos de su mandato estarán marcados por una sobriedad proco frecuente en períodos electorales. A dos meses de la cita con las urnas, Fabra tiene ya poco margen para el autobombo. Por lo pronto, el próximo 31 de marzo, fecha en la que está prevista la convocatoria de elecciones, entra en vigor la prohibición de realizar cualquier tipo de acto pagado con fondos públicos «con connotaciones electoralistas ni alusiones a las realizaciones o los logros obtenidos por los poderes públicos afectados». Ya no vale como antaño cambiar la palabra inauguración o primeras piedras por el de visita de obras. La Junta Electoral se ha pronunciado ya en varias ocasiones algunas ocasiones dejando claro que estas acciones no están permitidas.

Las últimas semanas la agenda del presidente ha estado plagada de este tipo de actos, si bien, a diferencia de hace cuatro años, Presidencia ha renunciado a los balances de gestión que encumbraban al entonces presidente Francisco Camps. De hecho, en febrero de 2007, es decir, a tres meses de los comicios, Presidencia de la Generalitat lanzó una campaña que prácticamente cada semana llenaba el Palau de cargos públicos (Camps echaba mano sobre todo de los alcaldes) para ensalzar los logros de gestión. Todo el Consell se lanzó en una campaña que durante los quince días antes de que entrara en vigor la prohibición de la ley electoral se saldó con un total de170 actos.

Camps, inmerso en aquella época en plena vorágine Gürtel, se recorrió la Comunitat Valenciana de norte a sur para poner en el escaparate sus logros. No fue, con todo, un campaña pegada a la calle porque el jefe del Consell se recluyó ante la repercusión mediática del escándalo de los trajes. Eso sí el expresidente sacó rédito de su traje institucional, máxime porque siempre tuvo detrás las cámaras de Canal 9. No es el caso de Fabra, que no tendrá una candidatura glamurosa. Para empezar, RTVV ya no está ahí para amplificar los actos populares, pero además la época de las vacas gordas que vivió Camps han terminado. Fabra ha vivido una legislatura marcada por la austeridad forzada con pocas obras que inaugurar ni eventos con los que sacar pecho. Ahora bien, desde el Palau también se han renunciado voluntariamente a los balances de gestión al estilo Camps. De hecho, según las fuentes consultadas, no hay nada en especial planificado para estos catorce días que quedan para el inicio del periodo electoral.

Es cierto también que, a diferencia de Camps que se autoproclamó candidato sin esperar al sí de Mariano Rajoy, Fabra ha tenido especial cuidado de no molestar a Génova y ha esperado a que le dieran vía libre para actuar como candidato. Su único movimiento antes de ser aspirante oficial fue el de intentar recoger firmas para reforzarse como líder, una iniciativa que su truncó por la negativa de los barones provinciales a apoyarla.

Una vez confirmado, Fabra ha padecido un nuevo ninguneo de la dirección nacional que le ayuda poco a la hora de dar glamour a su candidatura. El desembarco mañana sábado de primeras espadas del PP, con Rajoy a la cabeza, para arropar la candidatura de Rita Barberá ha chafado las expectativas de la dirección regional de montar una gran acto en el que Fabra fuera la estrella invitada. El PPCV es consciente de que no podrá competir en glamour con Barberá y, tal como avanzó el jueves este diario, se ha optado por cancelar la proclamación prevista para el fin de semana del día 28.

Los populares valencianos buscan alternativas, pero de momento han optado por poner buena cara al mal tiempo y tratarán de que el jefe del Consell tenga algo de protagonismo. El Palau espera al menos que tanto Rajoy como Cospedal hagan un guiño a su liderazgo durante las intervenciones previstas. Fabra aprovechará también para autoreivindicarse delante de los 1.500 militantes que el PP ha tenido que movilizar con sólo 4 días de margen y un puente de por medio.

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