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Romero habla con los familiares de los fallecidos sobre la importancia de expresar sus emociones y de cuidarse a sí mismos.

Afrontar el duelo

Los acompañantes en la muerte

Un equipo de psicólogos y especialistas ayuda a los familiares de los pacientes que fallecen en los hospitales valencianos a lidiar con naturalidad con la tristeza

«¿Cómo estás?». Una pregunta tan estándar puede abrir muchas puertas, sobre todo a las personas que están deseando que se lo pregunten, que se preocupen por ellas. Personas sumidas en el dolor, por ejemplo, tras la muerte de un ser querido. La sanidad valenciana cuenta desde hace años con expertos en los hospitales encargados de ayudar a pasar el duelo a los familiares de enfermos, sobre todo de los paliativos.

El objetivo de estos profesionales es detectar posibles «duelos complicados», procesos que se distinguen de la adaptación habitual tras la pérdida de alguien cercano porque confluyen una serie de circunstancias determinadas. «Hay una minoría de personas que se les alarga más de lo normal. Les afecta a la vida laboral, familiar, social... Se aíslan, se desatienden a sí mismos», explica la psicóloga clínica Rosa Romero, del hospital Padre Jofre, uno de los cinco centros de paliativos de la Comunitat Valenciana que cuenta con este servicio.

Los afectados por un duelo complicado terminan por abandonarse y prolongar las fases del mismo. «Entre los factores que dificultan el duelo en paliativos se encuentra la duración de la enfermedad (bien porque es muy corta o bien porque tiene una dependencia con el familiar de más de 12 meses). La juventud del fallecido, la dificultad de expresar las emociones, la inhabilidad para manejar el estrés, la escasez de aficiones o intereses,... También intervienen factores interpersonales como la pérdida de un hijo, de la pareja, de un hermano en la adolescencia o de un progenitor en edad temprana», detalla Romero.

El Padre Jofre cuenta desde 2011 con un protocolo específico de prevención de duelo complicado, a través del cual los profesionales acompañan a los afectados hasta que sea necesario. Romero y su compañero Joaquín Martínez son los que se ocupan del seguimiento de estos familiares.

La primera fase de este reglamento incluye la realización de los planes de acción individualizada, los PAI. Se aplica a los familiares un cuestionario con una serie de ítems (nada más fallecer el familiar) en el que se evalúa el nivel de ira o enfado, si la persona se inflige autorreproches y culpas o si tiene a alguien con quien hablar, entre otros. En función de estos resultados se determina si esta persona está en riesgo de duelo complicado. En este caso, a la sexta semana tras la muerte del paciente, se realiza una llamada telefónica para comprobar su estado de ánimo.

«El duelo no tiene tiempos»

«Seguimos una guía de cuestiones, pero no es cerrada. Les preguntamos cómo están, si salen a la calle, si se asean, etc... En caso de que la situación no haya mejorado en absoluto, se concierta una cita para que vengan aquí al centro», resalta la psicóloga. «Al mismo tiempo se alerta al médico de cabecera por si necesitara algún tipo de medicación y porque, al fin y al cabo, son los que están en contacto más directo con ellos», añade.

¿Cuándo se sale de un duelo complicado? «Hay que evitar poner tiempos a este proceso. Cada persona lo lleva de una manera diferente y en cada caso concurren circunstancias distintas. Cada uno necesita un periodo diferente para manejar la tristeza, la rabia, la impotencia», indica Romero.

Tras esa llamada a la sexta semana, se realiza otra al sexto mes. «Normalmente ya se ha salido, no del duelo, sino de la parte complicada. Pero si no es así, se da cita otra vez para que vengan y se habla con calma con ellos. Se tratan todos aquellos puntos que le están impidiendo seguir hacia adelante. En la interconsulta se valora si es necesaria la asistencia a un psiquiatra, suministrar medicación o continuar con las citas con nosotros», detalla Romero.

«Esa llamada es dura, porque mucha gente ya no tiene ganas de volver a hablar del tema, intentan dejarlo atrás,... Pero es importante, porque tal vez todavía no hayan salido del agujero», alerta la psicóloga. El Padre Jofre y el doctor Moliner en Valencia, la Magdalena de Castelló, y la Pedrera y el de Sant Vicent del Raspeig en Alicante son los centros públicos de paliativos que cuentan con este servicio. Acompañantes incansables en un camino lleno de espinas por el que nadie quiere transitar, pero que pocos pueden evitar.

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