Los chalets le cuestan más dinero a los ayuntamientos. Esa afirmación, hasta el momento más o menos aceptada y reconocida por vecinos y gobernantes, viene ahora acompañada de cifras. En concreto, la dispersión urbanística que suponen los inmuebles esparcidos por los términos municipales valencianos acarrea un aumento del 19 % en el gasto corriente total de los consistorios, según los resultados de una investigación llevada a cabo por Eric Gielen, profesor del departamento de Urbanismo de la Universitat Politècnica de València (UPV).

Su tesis doctoral «Costes del Urban Sprawl -dispersión urbana- para la administración local. El caso valenciano» cuantifica por primera vez, municipio por municipio, los costes que se derivan de esta diseminación. «Uno de los objetivos de este trabajo es servir a los ayuntamientos como herramienta a la hora de planificar su territorio, que puedan evaluar los costes antes de ponerse a proyectar urbanizaciones sin freno, como ha ocurrido en muchas localidades», explica a Levante-EMV el investigador. «Que los chalets cuestan más a las arcas municipales es algo que se intuye, pero ahora quienes gestionan tienen más fácil saber cómo les afecta y tenerlo en cuenta a la hora de elaborar sus presupuestos anuales», añade Gielen.

Para realizar el estudio, el profesor ha utilizado los datos de 2011 del Sistema de Información de Ocupación del Suelo de España para establecer en un primer lugar el modelo urbano predominante y los ha comparado con la liquidación de los presupuestos de todos y cada uno de los 542 municipios de la Comunitat Valenciana, disponibles en el Ministerio de Hacienda. Un trabajo minucioso que ha tardado dos años y medio en ver la luz.

Respecto a la ocupación del suelo valenciano, el 63% del mismo se corresponde con tejidos urbanos de baja densidad, es decir, diseminados. En las zonas rurales los pueblos son más compactos. En este sentido, el autor establece la siguiente clasificación: de los 542 municipios, 123 son «bastante dispersos» y 48 son «muy dispersos», entre ellos Xàbia, Dénia, Torrent, Llíria, Montroi, l'Eliana, Nàquera o Montserrat.

676 millones «de más»

En cuanto a los costes para las administraciones locales, Gielen se ha centrado en el aumento del gasto corriente total, dentro del cual se encuentran los servicios públicos básicos. Así, según el estudio, las corporaciones municipales gastaron un total de 3.567 millones de euros, de los cuales se calcula que 676 son debido a la dispersión urbanística, es decir, que se ha encarecido un 19 % esta variable del presupuesto.

Respecto a los servicios públicos básicos, como la limpieza, la movilidad, la seguridad, el alumbrado público, el saneamiento, etc., el incremento es del 24,6 % en las zonas diseminadas. Cerca de 360 millones de euros de los presupuestos municipales de estas localidades son achacables a este fenómeno de dispersión.

Según esta distribución espacial del coste de las urbanizaciones, las localidades con mayor incremento en el gasto corriente se encuentran principalmente en el litoral alicantino, las comarcas del sur de la provincia de Alicante, los municipios del interior del área metropolitana de Valencia, algunos pueblos de la Ribera, Peñíscola norte y, con menor incidencia, el área metropolitana de Castelló.