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El rostro de las guerras que pasó a voz en off

Perfil

El rostro de las guerras que pasó a voz en off

El periodista de Picassent estuvo en la vieja RTVV desde que se encendió por primera vez en 1989

La voz grave de Josep López desde Bruselas, Oriente Medio o alguna ciudad de la Europa que enterraba el comunismo entre divisiones fue una de las señas de identidad del primer Canal 9. La voz del periodista de Picassent nunca dejó de estar presente en la televisión, pero su rostro dejó de verse a partir de abril de 1996, casi un año después de la victoria de Eduardo Zaplana (PP) en las elecciones autonómicas y semanas después de que Jesús Sánchez Carrascosa conquistara el despacho de director de la cadena.

López puede incluirse en la lista de represaliados de aquella etapa, veteranos de la casa que pasaron al segundo plano o directamente relegados en un despacho sin ocupación concreta etiquetados de afectos al régimen anterior.

Eso sí, si se pudiera establecer una escala del ostracismo, López estaría en más benévolas, porque pudo mantenerse en el departamento en el que se había hecho un nombre, el de Internacional. Pero de ser el rostro portador del micrófono pasó a la voz en off que narraba noticias sucedidas a miles de kilómetros. Para otros fue peor. El elegido para presidir la nueva RTVV adoptó entonces una voz crítica. Fue miembro del Comité de Redacción de informativos, aquel que empezó a denunciar la manipulación informativa hasta que fue desapareciendo por inanición, y publicó con otros cuatro veteranos (Julià Álvaro, hoy alto cargo del Consell; Juli Esteve; Juan Antonio Blay y Josep Manuel Alcañiz) La televisió (im)possible, un reflexión colectiva sobre la deriva de Canal 9 hacia la censura sin ser complaciente con la etapa anterior de Amadeu Fabregat y las palabras prohibidas.

Tras ser corresponsal en la UE de varios diarios en los ochenta, Josep López entró en la extinta RTVV en septiembre de 1989 (antes del inicio de emisiones) con un contrato como delegado en Bruselas (como los de Madrid o Barcelona) y en 1992 superó la prueba selectiva con la que consolidó su puesto en la plantilla. Así hasta que fue uno de los afectados por el primer expediente de regulación de empleo (ERE) en el ente „el que al ser anulado más tarde fue el argumento de Alberto Fabra para el cierre de RTVV„ y en febrero de 2013 recogía sus trastos del centro de programas de Burjassot. Allí estaba desde enero de 1996, cuando durante tres meses fue el presentador de un informativo nocturno (A mitjanit) que fue considerado demasiado poco afecto.

En los últimos tiempos se ha destacado en su defensa de los derechos de los extrabajadores con oposición aprobada. También en las redes sociales. Ayer corrió el comentario de que algunos de sus tuits han sido borrados. Imposible contrastarlo, porque optó ayer alejarse del teléfono. Tendrá tiempo de explicarse.

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