L´Àgora de Santiago Calatrava, el edificio que coronó la Ciutat de les Arts i les Ciències, tiene 80 metros de altura (un edificio de más de veinte plantas) y ocupa una superficie elíptica de 5.000 metros cuadrados (un campo de fútbol). En ese espacio muerto al que todavía no había sido capaz la Generalitat de encontrar un uso permanente es donde finalmente la Fundación Bancaria la Caixa montará su CaixaForum en Valencia, como ya adelantó Levante-EMV en exclusiva. La entidad que preside Isidre Fainé descarta cualquier otra ubicación en la capital del Túria „había sonado el centro cultural Bancaja„ y ya dispone de una maqueta del proyecto que ha podido conocer este periódico.

El CaixaForum de Valencia será un espectacular cubo construido dentro de l´Àgora que se rematará con un jardín interior. Las negociaciones con Avanqua, propiedad del grupo Aguas de Valencia y adjudicataria de la gestión del edificio y de l´Oceanogràfic, están muy avanzadas, para lo que ha sido fundamental la mediación del Consell de Ximo Puig, a la sazón propietaria del inmueble que ha costado más de 90 millones de euros y que sólo había albergado conciertos, partidos de tenis y un mitin del PP.

De hecho, el proyecto está en una fase muy avanzada y ya existe boceto y maqueta de lo que pretende ser uno de los centros culturales de Valencia, como ya lo es en Barcelona, Madrid o Zaragoza. Cabe recordar que la Ciutat de les Arts i les Ciències recibe más de cuatro millones de visitantes al año, un público potencial muy importante para el futuro CaixaForum que no ofrece otras zonas de la ciudad u otros municipios de la Comunitat Valenciana.

Pero la negociación no está siendo fácil. Avanqua es la concesionaria de l´Àgora, que ganó por concurso junto a la gestión de l´Oceanogràfic, el edificio del complejo más rentable. Según ha podido saber este periódico, el Consell está calculando el beneficio de gestionar el último edificio de Santiago Calatrava para restarlo del canon de alrededor de seis millones de euros que la filial de Aguas de Valencia abona a la Generalitat -ya pagó ocho por adelantado-. Habrá también que restarle las obras de mejora comprometidas. Además, habrá que pactar también con alguna de las empresas que se presentaron al concurso público para gestionar las obras ya que, disgregar la adjudicación en estos momentos podría considerarse por alguno de los aspirantes que perdieron como una ruptura del contrato inicial.

El otro gran problema que entraña la negociación es la propia obra, en estos momentos inacabada „faltan las lamas que coronan el edificio y que están pagadas y oxidándose en un descampado de la Generalitat„, aunque Santiago Calatrava firmó un documento en el que entregaba la obra para que el anterior Consell del PP pudiera inaugurarla. Nada se puede modificar en el edificio sin la autorización del arquitecto valenciano.

Esas reticencias se salvarán al construir un cubo dentro de l´Àgora, por lo que no será necesaria ninguna modificación del proyecto arquitectónico ni se desvirtuará su fachada. Para acabar de rematar el proyecto de La Caixa, se plantará un jardín interior para ocupar los 5.000 metros cuadrados de suelo.