La cara oculta del farsante de los dos mil tumores: "Manda el dinero, hostia"

Dijo que tenía 2.000 tumores, estafó a 8.000 personas una cantidad que podría alcanzar los 250.000 euros y ahora se ha comprobado que su nivel de hipocresía era ilimitado y que entrañas no tenía ninguna. Unas grabaciones conocidas ayer muestran al valenciano Paco Sanz preparando los vídeos caseros para dar lástima y conseguir donativos. En los vídeos, una especie de tomas falsas de su producto (la cara más verdadera de todas las que mostraba), enseñan a un hombre que se burla de sus propios donantes. Les hace cortes de manga al grito de «¡toma!» mirando a cámara, o les espeta frases como «es que yo no quiero conmover a nadie, ¡que os den por el culo!». Lo que quiere, insiste, es «dinero». «A mí los mensajes me sudan los huevos». Quiere, dice, «dinerito». Roza los dedos pulgar e índice con el símbolo del dinero. Y sin ningún empacho, espeta a la cámara: «¡Qué coño, manda el dinero, hostia!».

Todo eso, evidentemente, nunca aparecía en los montajes que él difundía por las redes sociales. Pero han quedado grabados en el material incautado por la policía. Ahora, tras su detención, Paco Sanz se halla en libertad provisional sin fianza por decisión del Juzgado de Instrucción número 53 de Madrid.

La mayor parte de estas imágenes hasta ahora inéditas son expresiones soeces, como soez es ver a Paco Sanz cogerse ostensiblemente las partes íntimas con ambas manos mientras mira a cámara. Pero es que las imágenes, difundidas en «El programa de Ana Rosa» en Telecinco, son obscenas de tan crueles.

Antes de empezar a rodar («1, 2, 3, acción»), Paco Sanz se pasa la mano por la cara para borrar de su rostro cualquier atisbo de sonrisa y ponerse serio. Su novia veinteañera, que lo anima en todo el montaje, lo dirige y le da instrucciones. Le dice: «Necesito vuestro impulso, necesito vuestra VISA, (...) billetitos morados».

El baile de la madre

Su madre, que está en casa durante el rodaje, aparece en las imágenes riendo de tanta farsa y hasta se marca un baile ante la cámara. Son tres personas, no una aislada, las que aparecen en la estafa que ha indignado a la opinión pública y que ayer sumó un ingrediente más: la mofa a los donantes que se solidarizaban con esta persona que decía que le quedaban seis meses de vida y que necesitaba viajar a Estados Unidos para un tratamiento.

En estas imágenes aparece ingresado en el hospital, quitándose los tubos de oxígeno de la nariz tras dar pena ante la cámara y diciendo: «No sé si metérmelo por la nariz o por el culo», exclama mientras se arranca el tubo como prueba de que su estado no es tan grave como quiere demostrar.

«Me gustaría que este oxígeno supiera a oxígeno americano, a oxígeno de la hucha», añade. Ante las carcajadas de su compañera, replica: «No te rías, collons, que yo sé lo que me digo». Hay momentos de hiperrealismo, como cuando grita «parné, parné, parné». Otros pasajes superan lo histriónico, como cuando toma instrumental médico como si fuera un micrófono y se pone a cantar. Hay otros momentos de mofa máxima, como cuando el farsante dice a cámara con claro tono de burla: «Eres un buen hombre con un gran corazón». En otro fragmento, Paco Sanz le suelta a la cámara: «Tócame la fava».