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Retrato robot De entre 21 y 30 años, casado y con oficio

Hay un perfil del bandido valenciano que ha compuesto el historiador Sergio Urzainqui y que también en ello desmonta tópicos. Casi el 54 % de los casos documentados eran hombre de entre 21 y 30 años. Si a ellos se les suman las personas de entre 31 y 40 años, el agregado supera el 80 % de los bandoleros. Hay un 12 % de adolescentes de entre 15 y 20 años, destinados más bien a trabajos menores dentro de las cuadrillas como era servir de enlace entre los bandoleros y sus familias o haciéndoles llegar víveres.

Una idea ampliamente difundida era que el matrimonio solía alejar a los bandoleros de la senda del crimen. Que les hacía sentar la cabeza. En el caso de los bandidos valencianos del siglo XVII no es así: el 68 % de ellos estaban casados.

También se desmonta otra imagen: la del pordiosero sin oficio que se echa al borde del camino para buscarse el pan. El estudio logra revelar que «el bandidaje no se nutrió a lo largo del siglo XVII tan solo de campesinos pobres y desesperados, sino también de pequeños y medianos propietarios rurales, artesanos urbanos», entre otros. De los 268 bandidos cuya profesión es conocida, un considerable 30 % de bandidos procedían de oficios urbanos y un 60 % eran empleados en actividades agropecuarias.

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