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Una pelea para suceder a Rajoy con epicentro valenciano

Las primarias en el PP

Una pelea para suceder a Rajoy con epicentro valenciano

Los aspirantes pelean por los votos de la militancia valenciana, la segunda más numerosa de España - Bonig busca la neutralidad, pero la división ya ha comenzado

Salvo sorpresas de última hora, dos mujeres (Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal) y un hombre (Pablo Casado) tienen en su mano convertirse en la primera persona en presidir el Partido Popular sin mediar dedazo de por medio. Son tres de los siete aspirantes con más opciones a suceder a Mariano Rajoy, aunque para ello, primero, tendrán que convencer a una militancia poco acostumbrada a participar en procesos internos de su partido. La batalla, que se prevé dura, reñida y con cierta dosis de sorpresa, se libra en todo el territorio español ya que por primera vez las bases hablarán sin intermediarios. Y la Comunitat Valenciana, donde la afiliación popular es la segunda más numerosa, es paso obligado para quienes pretenden liderar el partido. La campaña empezó oficialmente ayer sábado, pero ya el viernes Casado arrancó su periplo en Alicante y València. El cap i casal y las fiestas de les Fogueres atraen este fin de semana a Cospedal y al exministro José Manuel García Margallo, y el PPCV da por hecho la visita de la exvicepresidenta.

La apuesta por ganar apoyos en la Comunitat no reside sólo en el censo de afiliación (150.000 aunque puede que sólo el 10% esté en condiciones de votar para estar al día en las cuotas); es muy probable que la última palabra la tengan los compromisarios el mismo fin de semana del congreso extraordinario previsto para el 20 y 21 de julio. El PPCV aportará una delegación de más de 350 personas, la segunda más numerosa. De ahí, la pelea por los apoyos valencianos.

Ninguna de las personas aspirantes parte de cero y todas (aunque unas más que otras) tienen pasado en la Comunitat Valenciana. De hecho, esta carrera por la sucesión, la más abierta de la historia del centro derecha, tiene acento valenciano por los cuatro costados y de alguna manera pone al territorio en el mapa del debate interno. Según cómo se desarrolle el proceso, el relevo de Rajoy puede reforzar la posición de la organización que lidera Isabel Bonig, o, en cambio, deteriorarla si la confrontación a nivel nacional acaba resucitando viejas heridas no cerradas en la particular renovación vivida en el PP valenciano tras la pérdida del poder institucional y la acumulación de casos de corrupción.

La presidenta del PPCV, Isabel Bonig, y sus colaboradores más próximos pretenden mantener la neutralidad, al menos, hasta que hablen las bases. Su intención es no hacerse la foto con nadie durante la campaña. Tienen mucho que perder si se posicionan antes de tiempo y poco que ganar. Sin embargo, hay otros dirigentes que prefieren posicionarse desde el principio ya que ven en ello una oportunidad de ser relevantes en el nuevo PP nacional. La confrontación, sobre todo a la hora de elegir a los compromisarios, se ha trasladado ya a los municipios y a los distritos. En Alicante, de hecho, se libra una batalla particular entre los partidarios de unos y otros candidatos.

Pero, al margen de las cuestiones internas, la sucesión en el PP nacional tiene acento valenciano por otros motivos. Para empezar cinco de los siete aspirantes tienen vinculaciones con la C. Valenciana. Dos de los que aspiraban, el exdirigente de Nuevas Generaciones, José Luis Bayo, y el concejal de la Font de la Figuera, Elio Cabanes, son nacidos en territorio valenciano. Aunque sin opciones, se presentan como los candidatos de las bases. Bayo ha caído de la carrera al no reunir los avales en regla necesarios.

También adquirió la valenciana hace tiempo, aunque no por nacimiento, el exministro de Exteriores, José Manuel García Margallo. Con casa en Xàbia y cierto predicamento en el sector cristiano del partido, Margallo ocupa escaño en el Congreso por Alicante. De Margalllo colgó pronto la etiqueta de ministro valenciano, una asignación en realidad no artificial ya que en muchas ocasiones ejerció de valenciano en cuestiones tales como la defensa de más inversiones para Alicante o el cambio en la financiación.

Ahora bien, salvo en la etapa de Francisco Camps, sus relaciones con la dirección regional del PPCV han estado marcadas por la tirantez. Tal es así, que la cúpula regional y provincial de Alicante han hecho una excepción en su política de neutralidad al dejar claro que García Margallo no cuenta con su respaldo. El exministro se enfrenta a una provincia de acogida dividida ya que otro candidato en discordia, Pablo Casado, trata de pescar en el mismo caladero. Natural de Ávila, el vicesecretario de Comunicación del PP está casado con un ilicitana. Conoce la provincia y en los últimos tiempos ha entablado buenas relaciones con la dirección regional.

La secretaria general del PP, Dolores de Cospedal y la exvicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, tampoco son desconocidas en la C. Valenciana. La primera lleva una década de mano derecha de Rajoy en el partido y conoce a la perfección las peculiaridades de una organización que vivió una época dorada y que cayó en desgracia a ojos de Génova cuando, aunque aún en el poder, sólo era fuente de malas noticias por los casos de corrupción. Cospedal sabe de todas las crisis de la historia reciente del PPCV y su relación con las diferentes direcciones regionales ha estado plagada de altibajos.

Sáenz de Santamaría carece de este bagaje orgánico, si bien no es ajena a muchas de las cuestiones claves que afectan a la Comunitat. Sobre todo en la última etapa (cuando sumó a la vicepresidencia el negociado territorial), ha estado más receptiva a las reivindicaciones valencianas relacionadas con las inversiones. Su última visita a València fue para presentar una conferencia Bonig y situar a un valenciano (Rubén Moreno) en el segundo escalón del Gobierno.

Hasta el candidato abulense José Ramón García Hernández, el más desconocido, tiene alguna conexión valenciana ya que tiene casa en Enguera.

S. de Santamaría: Con opciones de apoyo oficial

Comenzó su carrera política como asesora de Mariano Rajoy hace ya 18 años y durante este tiempo desempeñó numerosas responsabilidades tanto en el partido (fue secretaria Ejecutiva de Política Autonómica y Local) como en Gobierno (vicepresidenta con competencias territoriales), un bagaje que la hacen conocedora de la realidad valenciana. A diferencia de Cospedal, su principal contrincante, sus contactos con el PPCV han sido puntuales y no ha sido una habitual de actos de partido o mítines. De hecho, en un inicio sus relaciones con la cúpula regional de Isabel Bonig eran distantes. Sin embargo, en los últimos meses, se produjo un acercamiento que podría acabar beneficiándola si hay segunda vuelta, ya que Bonig y su equipo podría acabar apoyándola. Santamaría estuvo en València en enero de 2018 para presentar la conferencia en la que la lideresa del PPCV presentó sus credenciales como candidata a la Generalitat en 2019, un aval que fue unido al anuncio del nombramiento del diputado Rubén Moreno como secretario de Estado. Moreno, a la sazón presidente de la gestora del PP en la provincia, es uno de los principales valedores de la vicepresidenta en este pelea y ha sido un puente para Bonig en la capital. La exvicepresidenta también se reunió con el empresariado valenciano y está al tanto de las reivindicaciones en materia presupuestaria y de financiación.

Cospedal: Con tirón en el cap i casal

Diez años de número dos del PP nacional es tiempo más que suficiente para que pocas cosas se le escapen a Dolores de Cospedal sobre la organización valenciana. De hecho, la exministra de Defensa ya tiene a varios cargos de relieve haciéndole campaña en Alicante y València. El expresidente del PP provincial de València, Vicente Betoret, así como algunos diputados como José María Chiquillo, se han apuntado ya a trabajar a favor de una candidatura que, de ser ganadora, podría reforzarles en un futuro junto en un momento en el que están fuera del sanedrín de Bonig. Cospedal puede atraer votos en el cap i casal, sobre todo de aquellos que aún respiran por la herida de la caída en desgracia y muerte de la exalcaldesa de València, Rita Barberá, así como otros controlados por el presidente de la Diputación de Alicante. La exsecretaria general ha tenido una relación intermitente con el PPCV: del amor en los buenos tiempos de Camps (aunque con enfrentamientos a cuenta del trasvase Tajo-Segura) a la frialdad cuando estalló Gürtel y el PPCV cayó en desgracia. Ni con Alberto Fabra ni con Isabel Bonig ha habido afinidad e incluso se han vivido momentos tensos. Con todo, los apoyos orgánicos que Cospedal puede lograr en territorio valenciano podrían no ser suficientes. En las bases parece tener menos predicamento que la exvicepresidenta.

Pablo Casado: El preferido de los jóvenes

Pablo Casado podría dar la sorpresa en las primeras primarias de la historia del PP. Está considerado como el candidato preferido de los cachorros con pedigrí (cuenta ya con el respaldo público de varios, entre ellos de la exdirigente valenciana de Nuevas Generaciones y diputada nacional Belén Hoyo), pero, según se testa en algunas agrupaciones, también de quienes están más a pie de calle. Con familia en Elx (su mujer y su hijo son nacidos en esta ciudad de Alicante), no es de extrañar que Casado haya pescado allí varios de sus avales y que tenga expectativas de recabar votos. Su relación, además, con la dirección regional es muy buena. En plena crisis por la imputación del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de València, Casado echó un capote a Isabel Bonig en su petición de expulsión del partido. Génova tuvo que intervenir y frenar a los cachorros del PP en su intento de ir más lejos en la regeneración. En los últimos tiempos, con el PPCV bombardeado con casos de corrupción, el vicesecretario de Comunicación no ha borrado la Comunitat Valenciana de su agenda. Sería, quizás, una de las mejores opciones para el nuevo PP de Bonig, aunque tiene el escándalo sobre sus estudios de máster, son motivo más que suficiente para que tanto la dirección regional como la militancia se piense su apoyo. Una eventual imputación sería un drama si Casado avanza posiciones para presidir el partido.

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