Las novedades en el formato del debate de política general tienen un fin: acercar el parlamento al ciudadano. Un debate renovado para un gobierno que busca agilizar un proceso que acostumbraba a terminar de madrugada.

Este año, con la limitación de presentar doce propuestas, pretende ser mucho más ágil. Sin embargo, el PP ya se desmarcó y aseguró sus propuestas volverían a rozar el millar; Podemos no irá tan lejos, aunque avisó de que incluirá «subpropuestas». Sin embargo, Cs respetará lo pactado y PSPV y Compromís presentarán propuestas «idénticas».

Las miradas están puestas en el papel que tendrá Podemos. El tercer socio sacará músculo de las políticas botánicas que han impulsado, pero exigirán la reversión del Hospital de Dénia, un plan estratégico de Vivienda y la eliminación de las diputaciones.

Ayer, el síndic socialista Manolo Mata resaltó que era «interesante» para la ciudadanía poder contrastar lo que cada partido presenta, «desde la confrontación del PP hasta la recuperación de derechos del Botànic». Nada más lejos de la realidad. El PPCV confirmó ayer que el discurso de Isabel Bonig será «muy social» y girará entorno a la sanidad, a la dependencia y a la educación, dirigido a los que «sufren los impagos del Consell».

En el caso de Cs se incidirá en la «política de improvisación y sectarismo» del conseller Marzà en Educación y propondrán políticas de empleo y regeneración democrática, y exigirán la creación «inmediata» de la comisión de investigación en las Corts por la financiación irregular del PSPV y Bloc.