La Policía Nacional detuvo ayer en Alaquàs y Cocentaina a dos presuntos yihadistas acusados de enaltecimiento del terrorismo y de adoctrinar a futuros activistas para el Daesh y para Al Qaeda, respectivamente. Los arrestados, ambos de nacionalidad siria, son Hamdy B., de 55 años, y Abdul-Hakim Ch. M., de 58 años.

El primero residía con sus dos esposas -una mujer siria y otra española- y sus ocho hijos -chicas, la mayoría- en un piso ubicado en el número 26 de la avenida del País Valenciá, en Alaquàs.

El otro arrestado, que se casó con la hija de un conocido industrial de l'Alcoià con la que tuvo dos hijos, vivía en un chalé sito en el número 14 de la calle Espígol de Gormaig, cerca de Cocentaina.

Los detenidos están acusados de un delito de integración en organización terrorista, colaboración, adoctrinamiento y enaltecimiento del terrorismo. Cada uno de ellos mostraba preferencia por una de las organizaciones. Así, Hamdy B. «trabajaba» para Daesh, mientras que el detenido en Cocentaina intentaba reclutar yihadistas para las filas de Al Qaeda.

Decenas de agentes de la Policía Nacional cortaron poco antes de las 8.30 horas de ayer la avenida del País Valencià de Alaquàs y el acceso a la calle Espígol de Gormaig y desarrollaron sendas operaciones de manera simultánea. Ambos fueron sorprendidos mientras dormían y no opusieron resistencia.

Los detenidos mostraban un elevado nivel de radicalización y actuaban como «importantes dinamizadores informativos difundiendo la doctrina de los dos grupos terroristas», según informó ayer el Ministerio del Interior.

El arrestado en Alaquàs, Hamdy B., había alcanzado un nivel superior en la estructura informativa de Daesh, por lo que formaba parte de los grupos de mensajería instantánea que integran un selecto número de activistas islamistas seleccionados por la cúpula de la organización.

De hecho, los administradores de esos grupos son miembros de primera línea del Daesh. Así, son quienes marcan las líneas de actuación de los grupos y transmiten información actualizada sobre el grupo terrorista y sus acciones en cualquier parte del mundo.

Según Interior, «bajo el título 'Noticias del Estado Islámico', en esos chats se recibían mensajes de fidelización y consignas como 'Recordatorio yihadista: recompensa de hacer la yihad por la causa de Allah', donde se alentaba a la ejecución de acciones terroristas».

De Facebook a Telegram

Los detenidos tenían cientos de seguidores en sus redes sociales, donde empleaban sus perfiles y su capacidad de influencia para distribuir mensajes de incitación al odio y a la violencia, principalmente distribuyendo vídeos e imágenes brutalmente cruentas grabadas durante los conflictos bélicos en Siria e Irak.

En ambos casos, utilizaban sus perfiles abiertos de Facebook para captar a seguidores. Cuando alguno se mostraba especialmente receptivo, lo incluían en los grupos de Whatsapp y Telegram donde defendían sin tapujos las acciones terroristas. De hecho, los ahora arrestados, que tenían una elevadísima actividad en redes sociales, alentaban a la confrontación religiosa y a la «destrucción de los occidentales y de quienes les ayudan».

Los dos detenidos serán trasladados a la Audiencia Nacional, competente en terrorismo. La investigación, realizada por agentes de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional con la Brigada Provincial de Información de Valencia y la Brigada Local de Información de Torrent, se ha desarrollado bajo la supervisión del juez Central de Instrucción número 1 y la Fiscalía de la Audiencia Nacional.

Los agentes de Información, con las caras tapadas, se llevaron abundantísimo material -decenas de cajas repletas de documentación en papel y soporte informático- del piso de Alaquàs, que registraron por espacio de diez horas en presencia del detenido. Entre otros objetos, se llevaron una serigrafiadora de camisetas y otros elementos de imprenta para fabricar propaganda.

La operación policial generó una gran expectación entre los vecinos de Alaquàs. Algunos miembros de la comunidad árabe de ese municipio apuntaron que tanto el detenido como su familia solían acudir a rezar al centro cultural islámico, situado en la calle José González Huguet. La comunidad árabe solo espera que esta detención no les genere ningún tipo de problema: «Que no nos metan en el mismo saco a todos».