El terremoto que ha azotado la política española, con el previsible desalojo de la izquierda del Gobierno de Andalucía tras la irrupción de la ultraderecha, divide al mundo académico respecto a la extrapolación de estos resultados a la Comunitat Valenciana. ¿Tiene motivo del Botànic para ponerse a temblar? ¿Podría Vox repetir éxito y entrar en las Corts Valencianes? ¿Qué ha ocurrido en Andalucía?

Expertas y expertos consultados por este diario llegan a conclusiones diferentes respecto a estas preguntas, aunque la mayoría de las personas consultadas cree que las circunstancias políticas son muy distintas y difícilmente puede hacerse un paralelismo, si bien coinciden en la preocupación por la pujanza de la ultraderecha como fenómeno.

Hay quien, sin embargo, ve factible que Vox ponga en riesgo un segundo Botànic. Así lo ve Carlos Flores Juberías, Doctor en Derecho por la Universitat de València y licenciado en Ciencias Políticas que habla de tres circusntancias que se han dado en Andalucía y que también existen en territorio valenciano. En primer lugar, subraya que Vox concurrió a las andaluza sin ningún tipo de infrafestructura y demostró que no la necesitaba. En la Comunitat Valenciana, añade, tienen recursos mínimos, inferior al de los grandes partidos, pero puede prescindir sin ningún problema de los mecanismos tradicionales para captación de voto.

Según Flores Juberías los dos ejes de su discurso, inmigración y nacionalismo, tienen un importante caldo de cultivo en la Comunitat Valenciana, el lugar, recuerda, en el que desembacó el Aquarius. Desde su punto de vista, esta acogida macha un punto de inflexión ya que hay gente que puede interpretar que el Gobierno no defiende a los españoles de la inmigración ilegal. La tercera circunstancia es, para el experto, la falta de liderazgo del PP en la Comunitat Valenciana que, tras perder el poder y con una imagen socavada por la corrupción, no ha logrado convertirse en alternativa. Según este experto, no sólo el PP tiene motivos para estar preocupados por la irrupción de Vox ya que, este partido no sólo ha crecido a costa del PP, si no también, asegura, ha recibido trasvase de votos de Podemos, un fenómeno, indica, que se vio también en el Frente Nacional francés.

Para Flores Juberías el elemento clave que explica la pujanza de Vox es la cuestión nacional: " El separatismo en Cataluña no se ha abordado con decisión: el PP adoptó medidas de forma tardía y el PSOE cayó en la contemporización, por ello hay un sector importante de la sociedad que cree que el Gobierno no defiende la integridad, unidad de España". A ello, añade, se ha sumado el cansancio de los gobiernos socialistas en Andalucía y la falta de una altenativa creíble."No tiene por qué repetirse aquí"

Por su parte, el profesor de Ciencia Política y de la Administración, Joaquín Martín Cubas, no considera que lo ocurrido en Andalucía sea extrapolable a la Comunitat Valenciana porque existe una lógica política muy diferente en ambos teritorios. "No tiene porque repetirse aquí", ha indicado Martín Cubas, si bien considera que "otra cosa" es que la ultraderecha es un fénomeno global que puede producirse en estas tierras o en el conjunto de España. El profesor considera que la inercia del sistema político es la fragmentación y esto le ha ocurrido a la derecha al igual que le ocurrió a la izquierda después de la crisis de 2008. Martín Cubas expresó su preocupación por el ascenso de la ultraderecha en Europa en general: "Es un peligro para la democracia y para el sistema de libertades".

En este sentido, considera que este "fantasma que resurge" debe ser analizado con mucha claridad de ideas por parte de las élites políticas. "No pueden dejar morir los problemas sin dar soluciones", ha concluido.El descontento que canalizó el Botànic

La politóloga Fernanda Escribano también observa diferencias con la comunidad vecina. Su punto de partida es que la extrema derecha ha canalizado en Andalucía un voto de descontento social, de hartazgo ante la falta de respuestas a toda una serie de problemas que vinieron con la crisis. En su opinión, el cambio ya operó en la Comunitat Valenciana recientemente y el descontento se canalizó con el Botànic que puso fin a veinte años de gobierno popular. Escribano no cree que exista el desgaste que sí tenía el gobierno socialista de Andalucía. En este sentido, subraya que la gestión de la fragmentación del voto en 2015 se hizo de forma diferente en el sur. Susana Díaz se apoyó en Ciudadanos y eso, cree, mucho electorado de izquierdas no lo entendió.

En la Comunitat Valenciana, si emabargo, el PSPV buscó el apoyo de la izquierda, Podemos y Compromís. Comparte con otros de sus colegas que el fenómeno de la ultraderecha se ha alimentado en buena medida por el soberanismo y habla de un fenómeno global y preocupante. "Nos enfrentamos a una crisis de la izquierda, el punto de inflexión fue la crisis de 2008 y el peligro es que nos creamos que la única alternativa posible es el neoliberalismo", afirma.Voto desactivado en Andalucía

La también socióloga y politóloga Aida Vizcaíno se muestra prudente a la hora de hacer el análisis ya que cree que aún es pronto para saber qué ha ocurrido y cuál es el perfil del votante de Vox. Ahora bien, considera que el debate sobre la unidad de España y el soberanismo ha dado argumentos a una ultraderecha que hasta ahora se movía en el plano emocional. En su opinión la clave es la fragmentación del voto de la derecha y saber cómo se va a comportar. "En Andalucía ha habido una participación muy baja y se ha desactivado un voto y activado otro, no ha habido un cambio de voto". En su opinión, Andalucía era el último territorio en el que no se había producido la transformación del sistema de partidos ya que, aunque había irrumpido Ciudadanos, la hegemonía de la izquierda se mantenía. En ese sentido, cree que en la irrupción de Vox en Andalucía existe un factor conyuntural, que tiene que ver con el hartazgo con el Gobierno socialista, una circunstancia que no se da en la Comunitat Valenciana, donde ya hubo relevo.

Respecto a la situación en la Comunitat Valenciana, estima que la extrema derecha en su mejor momento no ha logrado más de 20.000 votos, una cifra poco relevante. Eso sí, entiende que Vox ha entrado en la lógica europea como una fuerza populista y con alcance nacional. "Se está perdiendo la vergüeza de ser ultraderecha, hay movilización y efecto contagio", advierte. Para Vizcaíno la ultra derecha se alimenta de la inmigración, pero también del anticatalanismo y el problema de la unidad de España, "una fractura social que es interna".Puntos de partida distintos

Tampoco Javier de Lucas, catedrático de filosofía del derecho y filosofía política en el Instituto de Derechos Humanos de la Universitat de València, cree que la situación andaluza y la valenciana sean asimilables, "solo muy colateralmente", apunta. Hay puntos de partida, indica, muy distintos y en concreto, cree que el fallo en Andalucía es el liderazgo de Susana Díaz. "Con muchas cautelas, pero creo que la sorpresa de Vox en Andalucía es difícil que se procuza en València y ello aunque hay nicho para reivindicación", apunta. Señala que el problema ha estado en el partido socialista andaluz, un organismo que no ha hecho autocrítica después de tantos años en el poder y tan graves deciencias estructurales. En su opinión, el susanismo ha desatendido a sus potenciales votantes y sólo se ha fijado en los fieles a base del clientelismo.

Para De Lucas es un error creer que los más de 350.000 votantes de Vox en Andalucía son xenófobos y racistas, igual que es un error pensar que quienes están preocupados por la unidad de España son todos franquistas. "Hay gente que no se siente atendida por su partido y en ocasiones ve como la izquierda ridiculiza sus problemas", apunta. "No debemos pensar que Europa que ha enloquecido, este giro tan importante es consecuencia de un déficit de la Europa social, que se está desmontando y si no se da solución a problemas reales que se perciben como reales, como la pobreza energética o los salarios, la ciudadanía mira hacia quien cree le da la solución", añade.El factor Compromís

"A pesar de lo impactante de la irrupción de la extrema derecha en el parlamento andaluz, no deberíamos dejar de lado el análisis en clave de crisis del sistema político español ya que pese a la aparición de dos partidos nuevos como Podemos y Ciudadanos y de la capacidad del sistema para asimilarlos e integrarlos, la crisis de representación no ha sido superada", arraca la también politóloga Marina Pla. En su opinión, la abstención responde a causas concretas de la política andaluza (agotamiento del modelo socialista en Andalucía, principalmente) pero también al retorno de la desafección y el desencanto en los sectores progresistas de la sociedad española.

"La fragmentación de las derechas las hace, paradójicamente, más competitivas electoralmente, lo cual no quiere decir que, dándole los números para la formación de un gobierno alternativo, esto vaya a producirse automáticamente. Todo dependerá de los equilibrios que trascienden el contexto andaluz", analiza Pla. Para la experta, el escenario valenciano es, a priori, distinto por la particularidad de la existencia de un partido como Compromís pero, si nos atenemos a las encuestas y nos dejamos guiar por los comportamientos de la marca electoral Adelante Andalucía, es previsible que los resultados de Podem tampoco alcancen para una mayoría de las izquierdas valencianas. Al mismo tiempo, la irrupción de Vox en el contexto valenciano fragmentará el electorado de la derecha y lo hará también más competitivo. La fragmentación moviliza el voto que muchas veces estaba en la abstención y, el propio funcionamiento de la ley electoral puede hacer que el reparto de escaños sea distinto con la presencia de un partido fuerte más.

Como otros colegas, ve fundamental fijarse en el comportamiento de Ciudadanos: "Podría, llegado el caso y si sigue creciendo, servir como puente para la construcción de una gran coalición a la española junto a PP y PSOE, si el PP sigue derrumbándose y la extrema derecha, creciendo", apunta. "Esto nos situaría en un escenario en el que la confrontación electoral de facto se daría entre la extrema derecha y el neoliberalismo, como ocurre ya en muchos sistemas políticos europeos. Sería llegar por otra vía y a la española al mismo punto en que están prácticamente todos los países de la UE", concluye.