El rey, en sus tres horas en la base de Bétera, siguió con interés los diferentes escenarios del ejercicio Ángel Guardián. Departió no solo con los mandos, sino también con las tropas de los diferentes países participantes, como la sección de la Policía Militar lituana que realizó una brillante actuación a la hora de disolver una violenta manifestación de protesta contra un campo de refugiados. Incluso felicitó a los «malos», la fuerza de oposición a la que le tocó de hacer de terroristas, manifestantes, rehenes ..., que se empleó con creces aportando realismo y rigor a las simulaciones.