Ximo Puig ha marcado como irrenunciable que Toni Gaspar, su viejo adversario, continúe al frente de la Diputación de Valencia. La semana que empieza debe ser decisiva. La dirección provincial del PSPV, en manos de Mercedes Caballero, la persona de confianza de José Luis Ábalos, tiene previsto zanjar un asunto que, remarcan, es competencia suya y sobre el que, han subrayado desde hace semanas, están todas las posibilidades abiertas.
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Hasta dónde está dispuesto a llegar el sector más próximo a Ábalos y por tanto a Ferraz en este desafío es un enigma, aunque la imagen de fractura y debilidad que ofrecería el partido que acaba de ganar todas las elecciones invita a pensar que todo quedará en una advertencia. Tampoco Gaspar se ha significado como un opositor a Ábalos, el cual no ha mostrado públicamente ningún gesto de desconfianza hacia el alcalde de Faura.
En el entorno del presidente de la Generalitat deslizan que todo está a expensas de una conversación al máximo nivel entre Puig y Ábalos, el exdirigente provincial y ahora poderoso secretario de Organización del PSOE. Es la que debería desatascar la situación.
Mientras, la dirección provincial de Valencia se aferra al protocolo. Tomará una decisión después de consultar con la totalidad de diputados provinciales socialistas y de escuchar la posición de la dirección de país, la autonómica, la de Puig. Después de eso, la ejecutiva hará su propuesta, subrayando que la competencia es suya.
El jefe del Consell y líder del PSPV, no obstante, ya ha dejado claro a los más cercanos su criterio. La continuidad de Toni Gaspar es «de sentido común» y sería «extraordinariamente irresponsable» cualquier otra cuestión, explican fuentes próximas al máximo responsable de los socialistas valencianos.
Es lo que viene repitiendo en público y en privado cuando se le plantea un debate que, en su opinión, no debería existir. Puig ya presentó en la noche electoral del 26 de mayo a Gaspar como el presidente de la nueva diputación, un gesto en clave interna que levantó ampollas en la dirección provincial de Valencia, cuya máxima responsable, Mercedes Caballero, se ha esforzado por que quede claro que piensa ejercer las facultades que le confieren los reglamentos internos. Se ha visto en la configuración de la lista de Valencia para el Congreso de los Diputados y, más recientemente, en la composición del grupo socialista en la diputación, donde no siempre ha prevalecido el criterio de las ejecutivas comarcales. En privado, dirigentes provinciales deslizan que han sido más generosos que la dirección de país con la lista de candidatos a las Corts o la de la dirección del grupo.
La sombra de Rafa García
De fondo, aparecen las cicatrices de la disputa entre Pedro Sánchez y Susana Díaz (Ábalos fue el más destacado mando en apostar por el hoy presidente del Gobierno y Puig hizo campaña por la hoy expresidenta andaluza) y el debate sucesorio valenciano. El trono de la diputación es una plataforma de lanzamiento perfecta para un hipotético candidato.
Ahí aparece la sombra de Rafa García, el hombre que fue señalado para ser el contrincante de Puig en el último congreso nacional y que cosechó cerca del 43 % de los apoyos. Su presencia entre los diputados provinciales por primera vez ha levantado las suspicacias sobre una posible operación para auparlo al sillón principal por encima del ahora presidente Gaspar.