La borrasca Gloria, en pleno invierno y no en otoño, ha destacado por varios motivos, según Samuel Biener, climatólogo y experto en riesgos naturales de la Universitat de Alicante. «Los récords de oleaje frente a nuestras costas, con alturas de las olas más similares a las de los temporales atlánticos sí que ha sido extraordinario», señala.

«En cuanto a las nevadas, también han sido excepcionales en el interior este y la intensidad de las lluvias ha sido más propia del otoño, y con mucho aparato eléctrico, algo que no es muy habitual en pleno invierno», recuerda Biener. «Es aventurado achacar un solo episodio al cambio climático, pero en los últimos años sí que estamos asistiendo a una sucesión de temporales que nos han dejado récords de acumulados e intensidad de precipitación, y no sólo en otoño», comenta.

«En observatorios con series largas se señala que efectivamente algo está cambiando y que el cambio climático acelerado por el ser humano puede estar detrás de estos fenómenos cada vez más extremos. De hecho, a los climatólogos de la UA lo que más nos preocupa es el aumento de extremos atmosféricos en nuestra zona».

Biener suma otro factor: el atmosférico. «Es más habitual que nos afecten irrupciones de aire muy cálido, pero también el caso contrario, es decir, irrupciones frías que descienden cada vez más al sur». «La mayoría de las proyecciones climáticas señalan a cambios en la forma de llover: menos días de lluvias, más espaciada, pero a su vez más intensas. Una nueva realidad a la que tendremos que adaptarnos.», remarca.