El Gobierno ha cambiado su relato frente al coronavirus. De las advertencias sobre la «dureza» de las consecuencias de la pandemia (sociales, económicas y sanitarias), Moncloa ha pasado a subrayar que España va «en la buena dirección» y que pronto las severas medidas de confinamiento serán menos estrictas. Pero el Ejecutivo evita aclarar en qué medidas de relajación está pensando: si los niños podrán volver a pasear por la calle, si se autorizará la práctica de ejercicio fuera de casa, si se recomendará el uso generalizado de mascarillas o si el aislamiento de los asintomáticos será voluntario o no. «No queremos especular», dijo ayer la ministra y portavoz María Jesús Montero.

Mientras tanto y pese a las peticiones de consenso político de Moncloa, la oposición sigue elevando el tono de crítica. Ayer el PP exigió que el Congreso retome su actividad para poder fiscalizar la actuación del Ejecutivo y anunció que la mitad de sus diputados acudirán al pleno del jueves.