Síguenos en redes sociales:

Un macrobrote en el colegio mayor Ausiàs March causa 78 contagios

Salud Pública descarta que el foco surgiera de una fiesta ilegal como la del Galileo y no ve peligrar la presencialidad en los centros educativos - Sanidad confina a los 400 alumnos hasta el 7 de noviembre - Todos los positivos están asintomáticos

Un macrobrote de 72 contagios en la residencia Ausiàs March de ValènciaF. Calabuig

6

Mismo entorno pero distinto origen. El macrobrote de coronavirus detectado por Sanidad esta semana en el colegio mayor Ausiàs March de València y que deja por el momento 78 positivos entre los residentes del centro no está vinculado con la celebración de ninguna fiesta ilegal en las instalaciones del centro, al contrario de lo que sucediera en el cercano y similar episodio vivido en el Galileo Galilei, donde la policía sigue investigando reuniones masivas en aquel recinto y ya ha identificado a más de 200 participantes. Los alumnos permanecerán aislados durante ocho días naturales por la alta probabilidad de que exista transmisión comunitaria.

La alarma saltaba cuando el colegio mayor detectó a principios de esta semana «algunos casos asintomáticos» entre sus residentes, que cifra en torno a los 400, pero sin aportar el dato exacto. Según pudo saber Levante-EMV, el centro encuentra a esos dos residentes positivos sin síntomas porque fueron contactos estrechos de dos estudiantes de la Universidad Católica y de la Universitat de València que previamente dieron positivo en covid.

Se realiza entonces un primer cribado que arroja 18 contagios entre alumnos usuarios del Ausiàs March y el jueves se pone en conocimiento de las autoridades. Ese mismo día se practican pruebas PCR masivas a 327 alumnos —«la gran mayoría» de los residentes en el colegio mayor, según Sanidad—, que confirman el contagio de otras 54 personas.

El colegio mayor, sin embargo, aportó en su comunicado alguna información contradictoria con la proporcionada por conselleria. Por un lado, asegura que las pruebas se efectuaron «a todos los colegiales» y no a la gran mayoría. Además, apunta a que el conocimiento de los primeros casos positivos, que eran asintomáticos, se tiene porque el centro practica «pruebas rutinarias» a sus internos, algo que descartaban ayer los responsables de Salud Pública a este periódico.

De ese segundo cribado surgieron otros 54 positivos, que completarían los 72 reportados a primera hora de ayer por Sanidad. Horas más tarde, en la resolución que ordenaba el aislamiento del colegio mayor, conselleria elevaba el número de casos a 78. Además, habría 22 pruebas con resultado «indeterminado», según el colegio mayor.

Con los resultados al completo en la mano, la conselleria que comanda Ana Barceló puso en marcha el protocolo pertinente en la mañana de ayer y emitía a mitad tarde la resolución en virtud de la cual decretaba el aislamiento de todos los residentes durante los próximos ocho días naturales, hasta el 7 de noviembre. En cualquier caso, la dirección del centro aseguró ayer a este diario que desde el mismo jueves «nadie entra ni sale» de sus instalaciones. Así, los alumnos se encuentran todos confinados en la residencia, hasta la que ayer se acercaban algunos familiares para entregar víveres y pertenencias a sus hijos o sobrinos y hacer así más llevadero el periodo de aislamiento que enfrentan desde el jueves. Según el Ausiàs March, los positivos se encuentran aislados en sus habitaciones mientras los negativos sí comparten algunas zonas comunes del edificio situado en la Avenida de Cataluña, aunque con aforo limitado.

Para hacer firme la resolución emitida ayer por la consellera Barceló, Sanidad pidió a la Abogacía de la Generalitat que remita a las autoridades competentes la solicitud de la ratificación judicial que dé firmeza a su decisión. Sanidad alega en el escrito que la «tasa de ataque» del brote —78 casos confirmados de 327 pruebas realizadas— es de un 23,8 %, lo que «podría significar la existencia de transmisión comunitaria» en la residencia universitaria. Por eso, recomienda proceder a un «aislamiento estricto de todos los casos confirmados y de sus contactos estrechos».

La presencialidad no peligra

Ahora, el siguiente paso es establecer la trazabilidad del macrobrote para determinar a qué centros universitarios, grados y aulas afectaría, ya que según reconoce tanto Salud Pública como el colegio mayor, es «muy probable» que en la residencia haya alumnos de todas las universidades de la ciudad de València, como ya sucediera en el brote del Galileo Galilei y que obligó a suspender las clases presenciales de los 25.000 alumnos del Campus de Vera de la Universitat Politècnica de València durante dos semanas hasta completar el rastreo de los casos y de sus contactos estrechos. Desde la dirección del centro descartaban ayer informar de la relación de universidades y grados que cursan sus residentes alegando protección de datos.

En cualquier caso, a diferencia de lo acontecido a raíz del brote del Galileo, residencia que se encuentra a pocos metros del Ausiàs March, este foco no está previsto que obligue al cierre de ningún centro educativo, según pudo saber ayer este diario.

Alboroto, fotos desde las ventanas y un ‘rider’ asustado

Al grito de «¡‘paparazzis’ a casa!», los estudiantes de la residencia Ausiàs March recibían a los primeros periodistas que se acercaban al entorno del colegio mayor tras conocerse el megabrote en ese centro en la mañana de ayer. Lo hacían entre risas, mucho alboroto y fotos furtivas a los medios gráficos, que les devolvían la mirada con sus cámaras. Pese al confinamiento, el buen humor parecía imperar ayer en la residencia de la Avenida de Cataluña. Agolpados en sus ventanas, preguntaban curiosos por dónde podrían ver publicadas esas fotografías. Otros, más cautelosos, miraban el despliegue ocultándose tras los visillos. Los familiares de dos alumnas fueron los únicos que pisaron ayer el interior del recinto. Lo hicieron para entregar alimentos y medicinas a sus sobrinas, una de Úbeda y la otra de Huesca. «¡Hazle una foto y enséñasela a tu madre, que vea lo que te cuido!», le recordaba María a su sobrina a través del teléfono. Pero hubo un tercer visitante, aunque ni accedió a las instalaciones ni mostró el mismo buen humor. Fue un repartidor de comida a domicilio, que debía entregar un pedido y que desconocía el brote de la residencia: «¿Que hay un brote?», se preguntaba alertado tras ser informado por los medios. «Deberían haberlo anunciado en la aplicación, es un peligro», exclamó antes de dejar las bolsas a una distancia prudencial. La interesada salió rauda para regresar de inmediato esquivando a la prensa.

Pulsa para ver más contenido para ti