Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El diputado de Ciudadanos Fernando Llopis exhibe un cartel en apoyo a enfermos de párkinson. | I. C.

La yenka presupuestaria de Cs

Ciudadanos pasa en pocas horas del «no» a situarse cerca del consenso con el Botànic

«Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante y atrás», cantaba un grupo infantil de los 80. La yenka se llamaba el baile. Ciudadanos lleva instalado en ese juego cinco meses. Un día está cerca de apoyar los presupuestos de la Generalitat y al otro, más lejos.

Incluso en el mismo día. Ayer por la mañana, el diputado Tony Woodward aseguraba que su partido estaba en el «no» después de que el Botànic le rechazara una petición para articular un fondo covid de 76 millones en ayudas a colectivos afectados, propuesta que los partidos del Consell consideran que ya está en marcha.

A esas horas, en Cs cundía el pesimismo. Calificaban lo ocurrido de «golpe inesperado», de «jarro de agua fría» y de «paso atrás».

Pero el discurso cambió radicalmente por la tarde cuando el Botànic aceptó la propuesta de Cs de una auditoría del gasto del Consell. El propio Woodward hablaba de «buenas noticias» y dijo que esperaba que el consenso «que queremos todos» se imponga finalmente en las cuentas.

Lo ocurrido ayer no es nada extraño porque los vaivenes en la negociación que el partido de Cantó mantiene con los socialistas, y por extensión con el Botànic, han sido constantes en estos 150 días, en los que el partido liberal ha conseguido uno de sus objetivos no declarados, el de convertirse en el centro de atención.

La primera vez que Ciudadanos admitió en público que se abría a negociar con el PSPV el presupuesto fue el pasado 7 de julio, semanas antes de apoyar el pacto de reconstrucción, un documento llamado a convertirse en la clave para que la Comunitat Valenciana salga de las crisis. Hasta ayer los altibajos han sido constantes y las cesiones, también. Por aquellos días de julio, Cs pedía un presupuesto de base cero que reordenara todas las partidas de la Generalitat a las nuevas necesidades de la covid. Una aspiración de máximos que no encontró respuesta en el Botànic. El partido de Cantó también aseguraba que no se conformaría con que le aprobaran algunas enmiendas, sino que era necesario impregnar las cuentas de políticas de centro.

Esas exigencias también se han relajado. Ciudadanos esperaba ayer gestos en forma de apoyo a sus enmiendas para avanzar hacia el sí o la abstención. De las más de 600 presentadas, 25 son claves y ya las ha pactado en las reuniones que mantienen sus diputados con cargos de Hacienda.

No pide acabar con sucesiones

Ciudadanos ya ha rebajado en estos últimos meses muchas de sus exigencias de máximos para tratar de acercarse al acuerdo. Tan contento salió Cantó de sus visitas al Palau, donde celebró en mes y medio cuatro reuniones con el presidente, Ximo Puig, que desapareció también una de las grandes líneas rojas de Ciudadanos, la eliminación del impuesto de sucesiones y donaciones.

Botànic dividido sobre Cs

Una de las enmiendas aprobadas ayer a Ciudadanos era el paquete de medidas para reforzar la gestión de las residencias. La propuesta dividió a los grupos del Botànic porque Unides Podem se desmarcó de ella al considerar que se refuerza el modelo de colaboración público-privado.

Donde no hay acuerdo, aunque se sigue negociando hasta la votación del día 23, es con la petición de que se rebaje el IRPF a rentas de menos de 50.000 euros, sobre lo que el Botànic discrepa y Ciudadanos sigue insistiendo.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.