Un grito infantil rompía la calma. «¡Ya viene el tren!», se podía escuchar desde diferentes puntos de la residencia familiar. Cuando Antonio Machado, el poeta, quería ir a València le pedía a sus sobrinas que se subieran a la torre de Villa Amparo, la vivienda en la que se alojaban en Rocafort, para que les avisara cuando el trenet parase en Massarrojos, la estación anterior. Era entonces cuando salía y recorría los 160 metros que separan la villa de la parada correspondiente.

Al recuerdo de Leonor Machado, sobrina del poeta ya fallecida, en la última visita a València le pone palabras hoy Tomás Gorria, editor de la web machadoenrocafort.com e investigador de la estancia del poeta en Rocafort. En aquella escena familiar de escaleras hacia arriba y gritos de aviso estaría también Carmen Machado Monedero, la más pequeña de la delegación de la familia del poeta en València y también sobrina del escritor sevillano, fallecida este fin de semana a los 89 años en Santiago de Chile.

«Con la muerte de Carmen desaparece la última persona de la familia Machado que acompañaron al escritor en su estancia en Rocafort», explica Gorria. Es la última memoria de la Villa Amparo de los años 30, de la Guerra Civil, de los meses previos al exilio. Carmen Machado era hija de Matea Monedero y José Machado, pintor y hermano de los poetas Antonio y Manuel Machado. Llegó a València junto a su familia en noviembre de 1936, con siete años, con el traslado de los intelectuales a la nueva capital de la República.

Estuvieron 15 meses en los que el nombre de las paradas del trenet, la huerta y la vivienda hoy propiedad de la Generalitat Valenciana han sobrevivido a la guerra, la dictadura y el olvido. De hecho, como indica el historiador Jorge Ramos Tolosa, «Machado valoraba muchísimo la huerta, escribía mucho sobre ella, no valoramos suficiente que Antonio Machado estuviera en València». «Los valencianos están orgullosos de su tierra que no tienen que desgarrar sino acariciar con el mimo que se besa a una muchacha», dice uno de los textos del poeta.

Durante ese tiempo, como recuerda el libro Últimas soledades del poeta Antonio Machado, escrito por su hermano José y padre de Carmen, el poeta daba clases de francés a sus sobrinas «para que estas niñas no estén en barbecho».

Fue en abril del 38, meses después de que Barcelona fuera la nueva capital republicana («un hecho que demuestra que Machado estaba vinculado con València», dice Ramos Tolosa), cuando Antonio, José, Carmen y toda la familia se marchase a la ciudad condal. Luego llegaría el exilio, que para las pequeñas, incluida Carmen, sería una salida a la Unión Soviética como «niños de la guerra».

Nueve años después Carmen y sus hermanas viajarían a Chile para encontrarse con sus padres. Ellos llevaban allí desde 1940 gracias, entre otros, a la intermediación de Pablo Neruda. En el país sudamericano vivió toda su vida, se hizo periodista y dirigió la revista Eva. El fin de semana un trozo de Villa Amparo se vestía de luto. También un poco de la memoria valenciana. Suerte que siempre quedarán los versos:

« Valencia de finas torres

y suaves noches, Valencia,

¿estaré contigo,

cuando mirarte no pueda,

donde crece la arena del campo

y se aleja la mar de violeta?»

imágenes para la historia. 1 Foto familiar de los Machado con Antonio, el poeta, a la izquierda, y debajo de él, la más pequeña, su sobrina Carmen. Año 1933. F

2 Imagen de Antonio Machado tomada en el jardín de Villa Amparo, en Rocafort, durante la guerra civil. F