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Aumenta la transparencia del agua y disminuye el fósforo en l’Albufera

Un estudio de la Politècnica corrobora la mejoría

El lago de l’Albufera y debajo, retirada de la planta exótica uña de gato en El Perellonet. m.a.montesinos

Mayor transparencia, de hasta 34 centímetros, y menor concentración media de fósforo. Esa es una de las radiografías que ofrece la última memoria de gestión del lago de l’Albufera. La claridad del agua, más elevada a pesar de la alta presencia de clorofila, «podría deberse a un cambio en la masa algal». «También podría ser que la materia en suspensión sea más baja que en otros años, a pesar de los continuos vientos de poniente que ocasionan la resuspensión del sedimento», según refleja el balance de 2019 del Parc Natural. En 2017 y 2018, la luz alcanzaba hasta los 30 cm de profundidad.

A la espera de la aportación de agua de calidad y en cantidad del Júcar, la mayoría de análisis hablan de una recuperación real. «Continúa la tendencia al descenso de nutrientes en las acequias y en el lago, claro indicador de la materia orgánica en sus aguas», se apunta en el documento que publica la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica.

Acabar con los vertidos continúa siendo una de las asignaturas pendientes de las distintas administraciones, aunque el departamento de Mireia Mollà tiene previstas distintas infraestructuras para mitigar una de las principales amenazas del humedal. De hecho, mañana está previsto presentar a la Junta Rectora el proyecto de saneamiento, que incluye una estación depuradora en Alaquàs, así como un segundo colector Oeste, que transcurriría en paralelo al actual. Como otro frente abierto quedaría la redacción definitiva del Plan Rector de Uso y Gestión, así como la revisión del Plan de Ordenación de Recursos Naturales.

No menor es el impacto que tienen las especies invasoras exóticas. Solo en 2019 se retiraron 229,10 metros cúbicos de uña de gato (Carprobotus eudlis) de las playas y dunas dentro del ámbito del parque. Con la implicación de SEO/Bird-Life, el Servicio de Vida Silvestre, la Oficina Técnica del Parc Natural y los ayuntamientos de València, Sueca y Cullera, el objetivo era tenerla eliminarla para 2021. La paralización por la pandemia, sin embargo, acabó complicando los trabajos de extracción.

En playas como la del Perellonet esta planta, procedente de Sudáfrica, se aclimata muy bien en zonas templadas como la mediterránea. Forma auténticas esteras, desplazando a la flora autóctona en buena parte del cordón dunar. También se realizaron tareas de control de Ludwigia grandiflora, en el carrerot de Sueca, así como de erradicación de caña (Arundo donax) con la reparación de motas en el tancat de Milia mediante la limpieza y posterior aplicación temporal de plástico.

Pese a que aún queda trecho por recorrer hasta revertir el colapso ambiental que sufrió el enclave en la década de los años setenta, un estudio realizado por investigadores del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universitat Politècnica de València asegura que las medidas implementadas en las últimas décadas «han mejorado la calidad ambiental». «Algo que se refleja en el aumento de la transparencia o la presencia de aves invernales que desaparecieron hace años», asegura.

La naturaleza como modelo

En el estudio han participado Miguel Martín Monerris, Carmen Hernández Crespo, Ignacio Andrés Doménech y el profesor del Departamento de Ingenería Hidráulica y Medio Ambiente Vicent Benedito Durà. En él se incide en que el futuro de este complejo espacio natural «pasa por la construcción de nuevas plantas de tratamiento de aguas residuales, el uso de tanques de retención de aguas pluviales y el impulso de soluciones basadas en la naturaleza como humedales artificiales o los Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible». Los expertos también abogan por el fomento de la agricultura ecológica para disminuir la presencia de fitosanitarios, que afectan a flora y fauna. La salinidad, cada vez mayor, es otro de los factores a controlar.

Ecosistemas palustres como l’Albufera son considerados como auténticos escudos frente al cambio climático. De hecho, un equipo de la Universitat de València, coordinado por el ecólogo Antonio Camacho, lidera el proyecto Life Wetlands4Climate para poner en valor el papel de los humedales como sumideros de carbono y reductores de los gases de efecto invernadero (GEI).

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