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La pandemia sitúa al 50 % de las personas con discapacidad en riesgo de pobreza

Un estudio de la Politècnica revela que un 57 % del colectivo tiene problemas con al acceso a internet

«La transformación digital solo podrá ser si es social e inclusiva». Es es el mensaje unánime que se desprendió ayer de la presentación del primer estudio de Brecha Digital y Discapacidad, elaborado por la Cátedra Brecha Digital y Diversidad Funcional de la Universitat Politècnica de València (UPV), grupo perteneciente a la red creada por la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital.

El equipo concluye en su primera investigación que, a grandes rasgos, casi la mitad de la población con discapacidad de la Comunitat se encuentra en riesgo de exclusión o pobreza; el 14,3 % de este colectivo no se ha manejado bien con la tecnología durante el confinamiento por la covid-19 y el 17,1 % ni siquiera tiene acceso a internet, mostrando así la brecha digital que existe para este sector de la sociedad.

En el acto, que se realizó de forma telemática, participó la consellera de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital, Carolina Pascual; la directora general de la lucha contra la Brecha Digital, María Muñoz; la vicerrectora de Responsabilidad Social y Cooperación de la UPV, Rosa Puchades; el presidente del Comité de Entidades Representantes de personas con discapacidad de la Comunidad Valenciana Cermi CV, Luis Vañó; el director de la cátedra de la UPV Manuel Martínez Torán y la investigadora de este equipo Chele Esteve.

El estudio revela que, en la actualidad, un 48,4 % de las personas con diversidad funcional se encuentra en riesgo de exclusión social o de pobreza, cifra que se ha visto incrementada en más de 15 puntos durante el último año debido a la pandemia. Además, señala que durante el periodo de confinamiento, la brecha digital acentuó graves problemas de soledad o «infoexclusión», según apuntó ayer Chele Esteve.

En cuanto al acceso a internet, un 57,1 % de las personas con discapacidad declara que tiene problemas con el acceso y la navegación y un 37,1 % no puede adquirir un dispositivo por razones económicas. Con todo, también se señaló que para paliar estas carencias, hace falta invertir en formación en tecnologías y cómo hacer uso de ellas a través de organizaciones o centros ocupacionales y garantizar que todas las personas puedan acceder a un dispositivo electrónico.

Los especialistas, además, abogan por la elaboración de materiales adaptados que permitan la estimulación sensorial y la comunicación, y la adaptación de dispositivos.

La jornada, que puso el foco en el papel de las entidades, contó con la visión de Vañó, quien detalló que «la brecha digital es el reflejo de la brecha social de las personas con discapacidad trasladado al mundo digital». Por lo que, hace falta hacer esa inversión social que «debe pensarse como un asunto colectivo», opinó.

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