La crisis del coronavirus ha pasado una doble factura a las plantillas de hospitales y centros de salud. Al cansancio y estrés después de tantos meses de pandemia se suma el aumento de las jubilaciones, lo que agrava la falta de profesionales que sufren históricamente especialidades como Medicina de Familia o Anestesiología. Así lo advierten los principales sindicatos a la luz de datos aportados por la Conselleria de Sanidad, que indican que en 2020, el primer año de la pandemia, se retiraron un 58 % más de médicos y enfermeros. En 2019 se jubilaron 205 profesionales y en 2020, fueron 324 los profesionales que colgaron la bata. Hasta agosto de este año se habían retirado 165 médicos y enfermeros.

Profesionales que se marchan sin que en muchas especialidades haya capacidad de sustituirles debido a la falta de médicos. El resultado lo sufren los pacientes en forma de más listas de espera y demoras para ser atendidos en consulta. «No se está formando al suficiente número de especialistas para garantizar cubrir todas las jubilaciones que se van a producir en los próximos años», advierte Rosa Atiénzar, secretaria de Salud del sindicato CC OO.

Aunque la conselleria obvia dar los datos de cuántos profesionales pidieron el año pasado prorrogar su actividad laboral una vez cumplidos los 65, desde CC OO y el Sindicato Médico señalan que la inmensa mayoría de profesionales se retiran una vez cumplidos los 65 años y renuncian a seguir trabajando, fruto del cansancio y del estrés provocado por el coronavirus. Todo pese a que Sanidad permite prolongar la edad de jubilación de manera casi automática hasta los 67 años y bajo determinadas condiciones hasta los 70 años. «Se nota muchísimo que ha bajado la edad de jubilación, simplemente se puede comprobar con los datos de afiliación al sindicato. Antes, casi todos pedían trabajar por lo menos hasta los 67 años y ahora se están yendo a los 65», señala Víctor Pedrera, presidente en la Comunidad Valenciana del Sindicato Médico. En algunas especialidades, como Medicina de Familia, este éxodo es aún mayor.

La lentitud burocrática con la que la Conselleria de Sanidad tarda en cubrir las vacantes que dejan los profesionales también repercute en una mayor precarización del empleo y en una fuga de profesionales. «Ahora se incorporan las personas que aprobaron las oposiciones hace 4 años. No podemos ser tan lentos. Necesitamos enganchar y atraer a profesionales de fuera con contratos atractivos y estables, porque de lo contrario seguirán marchándose al extranjero», señala Atiénzar.