La Conselleria de Educación trabaja para volver a poner en marcha el Observatorio de Igualdad y Convivencia. Así aparece en el borrador de un nuevo decreto que prepara el Consell y que actualmente está en fase de exposición pública.
El Observatorio de Igualdad y Convivencia es un órgano de carácter consultivo y de participación con representantes de diferentes sectores. Se creó en 2004, con el objetivo de ser un instrumento que la administración brindaba a la comunidad educativa. No obstante, dejó de funcionar en 2011, según apunta la actual Conselleria de Educación, por lo que el Botànic II busca «revitalizarlo y actualizarlo».
En concreto, el futuro decreto detalla que las tareas del observatorio serían hacer públicos análisis de datos e investigaciones y difundir experiencias de los centros sobre los planes de actuación aplicados. Además de diseñar propuestas que impulsen hábitos sociales a favor de la convivencia; orientar a la comunidad educativa para fomentar una «convivencia escolar positiva, resiliente y sostenible»; y proponer nuevas actuaciones.
En cuanto a sus integrantes, la conselleria apunta a este periódico que la idea es que el observatorio sea «más transversal e implique a diferentes administraciones, y que cuente con las aportaciones de personas expertas en igualdad y convivencia para abordar de una forma integral las medidas para mejorar la convivencia y la igualdad a las aulas». Según Educación, se trabaja en su redefinición «para que sea un observatorio funcional, práctico y útil».
Los centros, entornos seguros
El observatorio es uno de los puntos del decreto, que se basa sobre todo en la educación en valores —equidad entre iguales y géneros, e interculturalidad— y la prevención para evitar conflictos. De hecho, el texto habla de «un modelo de convivencia positivo y proactivo», que denomina como «proventivo» —uniendo los diferentes conceptos— y también desde una perspectiva de derechos humanos y educación emocional.
El decreto también detalla que se pretende «avanzar hacia un planteamiento más inclusivo, igualitario y global de la convivencia escolar, como proceso de aprendizaje colectivo» y teniendo en cuenta que los centros educativos deben ser el «eje de la equidad e inclusión», un «espacio protector» y «un entorno seguro y afectuoso para el alumnado».
Asimismo, se apunta que la convivencia escolar debe entenderse como un «proceso de aprendizaje colectivo», por lo que también es necesaria «la participación, la implicación y la corresponsabilidad» de familias, alumnado y profesorado.
La prevención; la autogestión de conflictos como oportunidad para aprender; la responsabilidad; la inclusión e integración de culturas —pues la diversidad es básica y se deberá sensibilizar sobre ello—; así como la colaboración de los centros educativos con otras instituciones y agentes sociales son otras de las metas que establece el decreto.
En resumen, el texto marca la necesidad e importancia de formar al alumnado en sensibilidad hacia la diversidad cultural; curiosidad e interés por descubrir y aprender sobre otras visiones del mundo, creencias, valores y costumbres, además de no juzgarlas ni desacreditarlas.
Cabe recordar que en 2016-17 la conselleria creó la figura del coordinador de Igualdad y Convivencia en los centros, asumida por un docente que tiene el papel de prestar «especial atención a las actuaciones de prevención de la violencia de genero, igualdad y no discriminación». A esto, se sumarán el decreto y el observatorio.