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Carla Melchor
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Eduardo Ripoll
La Semana Santa ha devuelto a València la alegría y la afluencia que le arrebató el coronavirus hace dos años. El paseo de la Malva-rosa ha amanecido hoy con cientos de visitantes, atraídos por el buen tiempo y la oferta gastronómica. Turistas procedentes de Madrid, Teruel, Albacete o Ciudad Real, pero también de Francia o Alemania, no han querido pasar la oportunidad de probar la paella valenciana a pocos metros de la orilla del mar. Una charanga contratada por una despedida de soltera ha amenizado a los viandantes.
Eduardo Ripoll
La Semana Santa ha devuelto a València la alegría y la afluencia que le arrebató el coronavirus hace dos años. El paseo de la Malva-rosa ha amanecido hoy con cientos de visitantes, atraídos por el buen tiempo y la oferta gastronómica. Turistas procedentes de Madrid, Teruel, Albacete o Ciudad Real, pero también de Francia o Alemania, no han querido pasar la oportunidad de probar la paella valenciana a pocos metros de la orilla del mar. Una charanga contratada por una despedida de soltera ha amenizado a los viandantes.
Eduardo Ripoll
La Semana Santa ha devuelto a València la alegría y la afluencia que le arrebató el coronavirus hace dos años. El paseo de la Malva-rosa ha amanecido hoy con cientos de visitantes, atraídos por el buen tiempo y la oferta gastronómica. Turistas procedentes de Madrid, Teruel, Albacete o Ciudad Real, pero también de Francia o Alemania, no han querido pasar la oportunidad de probar la paella valenciana a pocos metros de la orilla del mar. Una charanga contratada por una despedida de soltera ha amenizado a los viandantes.
Eduardo Ripoll
La Semana Santa ha devuelto a València la alegría y la afluencia que le arrebató el coronavirus hace dos años. El paseo de la Malva-rosa ha amanecido hoy con cientos de visitantes, atraídos por el buen tiempo y la oferta gastronómica. Turistas procedentes de Madrid, Teruel, Albacete o Ciudad Real, pero también de Francia o Alemania, no han querido pasar la oportunidad de probar la paella valenciana a pocos metros de la orilla del mar. Una charanga contratada por una despedida de soltera ha amenizado a los viandantes.
Eduardo Ripoll
La Semana Santa ha devuelto a València la alegría y la afluencia que le arrebató el coronavirus hace dos años. El paseo de la Malva-rosa ha amanecido hoy con cientos de visitantes, atraídos por el buen tiempo y la oferta gastronómica. Turistas procedentes de Madrid, Teruel, Albacete o Ciudad Real, pero también de Francia o Alemania, no han querido pasar la oportunidad de probar la paella valenciana a pocos metros de la orilla del mar. Una charanga contratada por una despedida de soltera ha amenizado a los viandantes.
Eduardo Ripoll
La Semana Santa ha devuelto a València la alegría y la afluencia que le arrebató el coronavirus hace dos años. El paseo de la Malva-rosa ha amanecido hoy con cientos de visitantes, atraídos por el buen tiempo y la oferta gastronómica. Turistas procedentes de Madrid, Teruel, Albacete o Ciudad Real, pero también de Francia o Alemania, no han querido pasar la oportunidad de probar la paella valenciana a pocos metros de la orilla del mar. Una charanga contratada por una despedida de soltera ha amenizado a los viandantes.
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Eduardo Ripoll
La Semana Santa ha devuelto a València la alegría y la afluencia que le arrebató el coronavirus hace dos años. El paseo de la Malva-rosa ha amanecido hoy con cientos de visitantes, atraídos por el buen tiempo y la oferta gastronómica. Turistas procedentes de Madrid, Teruel, Albacete o Ciudad Real, pero también de Francia o Alemania, no han querido pasar la oportunidad de probar la paella valenciana a pocos metros de la orilla del mar. Una charanga contratada por una despedida de soltera ha amenizado a los viandantes.
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La Semana Santa ha devuelto a València la alegría y la afluencia que le arrebató el coronavirus hace dos años. El paseo de la Malva-rosa ha amanecido hoy con cientos de visitantes, atraídos por el buen tiempo y la oferta gastronómica. Turistas procedentes de Madrid, Teruel, Albacete o Ciudad Real, pero también de Francia o Alemania, no han querido pasar la oportunidad de probar la paella valenciana a pocos metros de la orilla del mar. Una charanga contratada por una despedida de soltera ha amenizado a los viandantes.
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La Semana Santa ha devuelto a València la alegría y la afluencia que le arrebató el coronavirus hace dos años. El paseo de la Malva-rosa ha amanecido hoy con cientos de visitantes, atraídos por el buen tiempo y la oferta gastronómica. Turistas procedentes de Madrid, Teruel, Albacete o Ciudad Real, pero también de Francia o Alemania, no han querido pasar la oportunidad de probar la paella valenciana a pocos metros de la orilla del mar. Una charanga contratada por una despedida de soltera ha amenizado a los viandantes.
Eduardo Ripoll
La Semana Santa ha devuelto a València la alegría y la afluencia que le arrebató el coronavirus hace dos años. El paseo de la Malva-rosa ha amanecido hoy con cientos de visitantes, atraídos por el buen tiempo y la oferta gastronómica. Turistas procedentes de Madrid, Teruel, Albacete o Ciudad Real, pero también de Francia o Alemania, no han querido pasar la oportunidad de probar la paella valenciana a pocos metros de la orilla del mar. Una charanga contratada por una despedida de soltera ha amenizado a los viandantes.
Eduardo Ripoll
La Semana Santa ha devuelto a València la alegría y la afluencia que le arrebató el coronavirus hace dos años. El paseo de la Malva-rosa ha amanecido hoy con cientos de visitantes, atraídos por el buen tiempo y la oferta gastronómica. Turistas procedentes de Madrid, Teruel, Albacete o Ciudad Real, pero también de Francia o Alemania, no han querido pasar la oportunidad de probar la paella valenciana a pocos metros de la orilla del mar. Una charanga contratada por una despedida de soltera ha amenizado a los viandantes.
Eduardo Ripoll
La Semana Santa ha devuelto a València la alegría y la afluencia que le arrebató el coronavirus hace dos años. El paseo de la Malva-rosa ha amanecido hoy con cientos de visitantes, atraídos por el buen tiempo y la oferta gastronómica. Turistas procedentes de Madrid, Teruel, Albacete o Ciudad Real, pero también de Francia o Alemania, no han querido pasar la oportunidad de probar la paella valenciana a pocos metros de la orilla del mar. Una charanga contratada por una despedida de soltera ha amenizado a los viandantes.
Eduardo Ripoll
La Semana Santa ha devuelto a València la alegría y la afluencia que le arrebató el coronavirus hace dos años. El paseo de la Malva-rosa ha amanecido hoy con cientos de visitantes, atraídos por el buen tiempo y la oferta gastronómica. Turistas procedentes de Madrid, Teruel, Albacete o Ciudad Real, pero también de Francia o Alemania, no han querido pasar la oportunidad de probar la paella valenciana a pocos metros de la orilla del mar. Una charanga contratada por una despedida de soltera ha amenizado a los viandantes.
Eduardo Ripoll
La Semana Santa ha devuelto a València la alegría y la afluencia que le arrebató el coronavirus hace dos años. El paseo de la Malva-rosa ha amanecido hoy con cientos de visitantes, atraídos por el buen tiempo y la oferta gastronómica. Turistas procedentes de Madrid, Teruel, Albacete o Ciudad Real, pero también de Francia o Alemania, no han querido pasar la oportunidad de probar la paella valenciana a pocos metros de la orilla del mar. Una charanga contratada por una despedida de soltera ha amenizado a los viandantes.
Eduardo Ripoll
La Semana Santa ha devuelto a València la alegría y la afluencia que le arrebató el coronavirus hace dos años. El paseo de la Malva-rosa ha amanecido hoy con cientos de visitantes, atraídos por el buen tiempo y la oferta gastronómica. Turistas procedentes de Madrid, Teruel, Albacete o Ciudad Real, pero también de Francia o Alemania, no han querido pasar la oportunidad de probar la paella valenciana a pocos metros de la orilla del mar. Una charanga contratada por una despedida de soltera ha amenizado a los viandantes.
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