Esa sensación de libertad que produce el silencio de una senda en la montaña, el murmurar de los árboles, o el sonido de un río. También la tranquilidad que produce el horizonte sobre el mar. Si el lector puede elegir, ¿iría a la Malva-rosa o a una cala donde estar solo? ¿Escogería un merendero en un parque público o una senda abierta a través de la montaña? ¿Tocaría la nieve de la cuneta de una calzada o del monte abierto?. Las respuestas son obvias tanto si goza de sus plenas capacidades como si no. El problema es que una gran parte de la población que tiene algún tipo de diversidad funcional no puede elegir. Se tiene que conformar con lo que las autoridades han decidido que sea accesible. Por eso la empresa que ha impulsado Hamu Mroue Cuenca, de Olocau, es tan importante: TurismoAdaptado V3 acerca a las personas, sin importar la discapacidad que tengan, a cualquier parte, con especial hincapié en la naturaleza, el menos accesible de los espacios. Por un lado, brinda asesoramiento turístico y, por otro, organiza él mismo viajes y excursiones para todos, sin exclusión.

Bétera y Olocau ya han firmado contratos públicos con esta empresa para fomentar un turismo inclusivo en sus municipios, en las visitas a emplazamientos naturales a donde no todos pueden acceder: como ejemplo, las rutas naturales de Olocau por la Calderona, con un huerto incluido promovido por Hamu y cedido por el ayuntamiento. En total, habrá 21 actividades. En Bétera han organizado un total de 28 excursiones donde personas con discapacidad podrán visitar los yacimientos arqueológicos de Bofilla y l’Horta Vella, acompañados por Hamu o haciendo uso de la silla oruga en casos de movilidad reducida. «Intento involucrar a entidades públicas porque no me parece justo que las personas con movilidad reducida tengan que pagar por visitar la naturaleza cuando el resto lo hacemos gratis», apunta Hamu.

Fue precisamente en un viaje a Gijón con Jesús, con diversidad funcional, descubrió la silla-oruga. Llegó a un acuerdo con la empresa que las ofrecía y se trajo una a la C. Valenciana durante un año. Ahora que vence el contrato, Hamu ha lanzado una campaña de crowfounding para financiar parte de esta silla, que cuesta alrededor de 20.000 euros. «Mis actividades tienen un coste, pero yo quiero que la naturaleza sea realmente accesible», apunta. Hasta el rapero Langui, con diversidad funcional, dio difusión a la campaña de micromecenazgo.

Con esa silla organizó el pasado verano un total de 8 excursiones a la cala del Portitxol, en Xàbia. «Uno de los que vinieron vivía a 10 kilómetros de allí pero no podía entrar con su silla de ruedas normal. Contactó conmigo, cargué la silla en mi furgoneta y me fui a recogerle», explica Hamu. Además, en esa excursión también ha utilizado la ‘tumboroller’, una silla de baño adaptada y creada por un valenciano.

Hamu recuerda que el turismo adaptado también tiene un impacto en las economías locales. «Las familias con miembros con movilidad reducida van a los bares, consumen y estimulan las economías de los pueblos del interior», señala. Hasta ahora, él mismo ha abierto 13 rutas en la naturaleza a base de pruebas, con un recorrido que se adapte a todas las personas. «Esto potencia que el mundo rural también se actualice en términos de accesibilidad», concluye.