En Casinos son siete las casas de turrones artesanos que funcionan en la localidad del Camp de Túria. Trabajan durante todo el año y siempre, a finales de noviembre, tienen un pico de ventas gracias a la Feria del Dulce Artesano, Peladillas y Turrones. Este año será un balón de oxígeno más potente todavía tras el descenso de ventas en pandemia que, contra todo pronóstico, no fue tan dramático como se pudo esperar. «De hecho, nos quedamos cortos en producción y tuvimos que improvisar».

Lo dice Salva Jorge, actual gerente de Turrones Apolonia. Tiene 36 años y ha heredado el negocio familiar. Prepara las tortas imperiales junto a miembros de las tres generaciones de turroneros que le preceden, entre ellos su madre, Pilar, y su padre, Voro, que llevan casi 60 años en el negocio. «Ahora hay más variedad, pero el proceso es exactamente el mismo. La artesanía no cambia», asegura la matriarca, que está jubilada pero «sigue viniendo a pasar el control de calidad», bromea su hijo Salva. Otra circunstancia que no ha cambiado es la utilización de productos de proximidad, como las almendras, que son de La Serranía, y la miel de Castelló.

Es esta nueva generación la que ha implementado técnicas de su tiempo. La venta online está a la orden del día y fue Salva quien la impulsó, algo que les ayudó durante la pandemia. Cree que este es un negocio que como sigue funcionando, se sigue heredando, y es algo que se comprueba simplemente dando una mirada a los actuales gerentes de las casas de turrones.

Pascual Navarro es otro caso. En su caso, además de la venta online ha llevado el negocio que fundó su abuelo en 1940 hasta el Mercado Central y la Plaza Redonda de València con sendas paradas. Maruja, su madre, y Pascual, su padre, también embolsan peladillas manualmente en una mesa dentro del taller. El padre de Maruja llevaba a València después de la Guerra Civil las peladillas cargando sacos, y terminó vendiéndolas en la Casa de los Caramelos. Después llegó el negocio en Casinos, que heredó ella y su marido y ahora su hijo Pascual, también la tercera generación de artesanos. «Me gustaba el negocio, y al final me interesé por ampliarlo en València, con paradas propias y vendiendo en supermercados», y añade: «Es bonito que mi abuelo comenzara con esto y yo haya continuado».

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Así se hace el turrón artesanal de Casinos que se hereda entre generaciones Germán Caballero

Herencia traspasada

Otro caso significativo que corrobora que el sector funciona es el de Trini Abad, que compró el traspaso del artesano José Niñerola. «De todos, soy la única que no proviene de familia de turroneros», reconoce, y el antiguo propietario todavía pasa por la fábrica para ayudarla a hacer turrones.

La familia de Trini tenía un horno tradicional y vio en el taller de turrón una oportunidad de abrir el negocio. Este año unificarán la fábrica de «La Casinera» con el horno tradicional, porque tener dos locales despista al público. Además de no provenir de una familia de turroneros, Abad es una de las dos mujeres que trabajan en este sector. «Somos dos de las siete casas que hay, es un negocio predominantemente masculino pero nosotras nos apoyamos mucho».

Sus creaciones son las más llamativas de todas las ferias, ya que Abad recrea dibujos animados, series o personajes reconocidos en sus turrones, siendo un gran atractivo para el público. «Este año haremos turrón en directo», asegura.

De hecho, esta edición de la Feria del Dulce no será del todo normal. Al menos, por la ubicación, ya que será en la Calle València, la principal, que quedará cerrada al tráfico para que los consumidores puedan recorrer la vía y entrar en todas las tiendas para conocer las últimas novedades de turrón y dulces. Como avance, Salva Jorge de Apolonia ha creado uno de tomate, fresas, chocolate blanco y vainilla; Pascual Navarro ha innovado con el ‘Frizzy pop’, de nata, fresa y un condimento que no debe revelarse para que sea sorpresa y Trini Abad ha apostado por reversionar su famoso turrón de cazalla y hacerlo con Stracciatella.