Un grupo de vándalos ha entrado en el recinto del poblado ibero de Kelin, en Caudete de las Fuentes, y ha provocado diversos destrozos en un horno y varios muros de este yacimiento arqueológico datado entre los siglos VII y II a.C. Los responsables del centro confirmaron ayer que algunas personas habrían «aprovechado los momentos en que no hay visitas para destrozar parcialmente las estructuras restauradas». Asimismo, añadieron que los hechos ya han sido denunciados ante la Guardia Civil.
El recinto arqueológico de Kelin fue musealizado en 2004, y desde entonces organiza visitas guiadas durante todo el año -que tienen su mayor apogeo en verano- y jornadas de puertas abiertas en otoño. En todo ese tiempo, según explicaba ayer la arqueóloga Laura Hortelano, la instalación apenas había sufrido altercados reseñables. Hasta ahora. «No ha sido algo accidental. Se ha hecho a conciencia para tratar de hacer daño. No hay duda de que ha sido un acto vandálico», denunció Hortelano. Para reafirmarse en la intencionalidad de los vándalos, la arqueóloga recordó que el recinto «está vallado y cerrado con candado, por lo que deben haber saltado» e insistió en que el poblado «no ha sido objeto de expolio, han entrado claramente a romper cosas».
En concreto, los mayores daños han sido producidos en la reconstrucción de un horno ibero, que ha sufrido un boquete de grandes dimensiones, y varios muros fechados entre los siglos VII y II a. C., de los que un buen número de las piedras de las filas superiores que los componen han sido arrojadas al suelo.
Este suceso ha supuesto un jarro de agua fría para los arqueólogos y responsables del yacimiento de Caudete de las Fuentes, incluido en la Ruta Ibérica Valenciana, que hasta hace poco se felicitaban por el gran número de visitas que habían recibido durante el pasado mes de julio.
En el cerro de los Villares
El poblado ibero de Kelin se encuentra a unos 800 metros de altura sobre el cerro de los Villares, y se considera el origen del municipio de Caudete de las Fuentes. Su ubicación en altura le permitía a sus pobladores vigilar los alrededores, lo que lo convertía en un lugar idóneo para establecerse, cosa que hicieron los iberos en el siglo VII a.C., según indican los últimos estudios arqueológicos realizados en el lugar.
El yacimiento que ha sido ahora dañado ocupa alrededor de 10 hectáreas que en su día estaban amuralladas. En su interior se han llevado a cabo dos excavaciones en las que se puede apreciar su distribución urbana original. Durante los últimos 20 años se han llevado a cabo distintos trabajos para ponerlo en valor que han culminado con la llegada de centenares de visitantes cada año.