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el foco sigue a jorge

Ya han empezado a rodar los nuevos gobiernos municipales. El de Ontinyent no pierde comba. El lunes se ponían nombres a las tareas políticas y el jueves, el primer pleno municipal de la nueva era, los ratificaba. Con todo el nombre de moda, en la política comarcal, seguía siendo el del batle ontinyentí, Jorge Rodríguez, cuya candidatura para presidir la Diputación de Valencia era ya calificada por algunos medios como la del «gran favorito», toda vez que hasta el máximo dirigente del PSPV, Ximo Puig, tal como recogía este diario, le daba su vist i plau. Aunque ciertamente Rodríguez ya sabe que el ascenso no le saldrá gratis, y como ya se ha vislumbrado, los primeros enemigos que pueden ponerle palos en su carro ascendente se pueden ubicar en el organigrama de su partido. Lo que hará su llegada a dicha presidencia, llegado el caso, todavía más meritoria. Y es que en la terna de diputados provinciales por los socialistas brilla con luz propia en el partido judicial de Ontinyent el nombre de Jorge Rodríguez, cuya presencia viene a suplir el gusto amargo que dejaron sus antecesores del PP, Jesús Castellano y, especialmente, el ahora investigado Máximo Caturla.

La huida a ninguna parte de Compromís per Ontinyent. Después de no haber obtenido los resultados electorales que moralmente pensaban que les correspondían, Compromís Ontinyent, en boca de su portavoz municipal, Joan Gilabert, sigue dando palos de ciego. Tras dos asambleas en las que al final ninguno de los dos concejales electos de la formación, Gilabert y Fran Quesada, han dimitido —aunque la renuncia del segundo podría caer más pronto que tarde— el cabeza de lista el 24M comparecía esta semana ante los medios sin aportar novedades de relieve, respecto a lo ya conocido. O sea sin mentar la paridad de sexos, relegando a las Silvia Ureña o Elvira Tortosa a la tercera o quinta plaza. Tampoco ha mesurado el cartel de Compromís en 2011, con Josep A. Francés al frente, ni los movimientos a los que se le sometió: primero quitándole media jornada, para dársela como técnico a Gilabert, y después abandonando la ocupación para regresar como edil, poniéndose en lugar de Francés. Y de los líos de Quesada, por imprudencia, con diversos sectores no hace falta insistir, o ídem de las extrañas salidas de Pepe Pla y Vicent X. Vila. Una suma que a la postre si restó, como inversamente si aconteció con la candidatura a la Generalitat de Compromís en Ontinyent. Gilabert también ha ratificado su apuesta opositora al gobierno de Rodríguez, lo cual, y a la vista del respaldo popular que ha obtenido el socialista, si no actúa con prudencia, desde la entereza, podría terminar disparándose un tiro al pie. Máxime cuando, en la actual nómina representativa, no se vislumbra otra alternativa de crédito para ejercer la leal oposición municipal, lo que le deja espacio, un nicho, para realizar una solvente oposición, como ya vino a evidenciar Gilabert en el pleno del jueves, al presentar unos números de estructura divergentes con las los que se auto adjudicó el gobierno de Rodríguez.

La puntilla de la Diputación de Valencia. El PP se despide de la Diputación de Valencia como la gobernó: de forma indigna e indignando. Provocando que, al unisonó, el gobierno ontinyentí y la plataforma correspondiente alcanzasen un acuerdo para alegar contra el padrón del Consorci de Residus. El detonante que ha llevado a Rebeca Torró a calificarlo de «indignante» ha sido la firma de un edicto, para que un organismo, de incierto futuro, como el COR le cobre a los ontinyentins con desmesura, y que estampaba el diputado en funciones del Partido Popular, José Manuel Haro, concretamente el pasado 4 de junio.

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