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Javier Urra conversa con el concejal de Ontinyent Òscar Borrell antes de su conferencia.perales iborra

Encuentro

Javier Urra sitúa la educación como clave para combatir el machismo o la ludopatía

La Sala Gomis de Ontinyent se llenó para escuchar al afamado psicólogo

Con una locuacidad inabarcable, tan solo al nivel de su también extensísimo currículum, el televisivo psicólogo forense Javier Urra ofreció el miércoles por la tarde en Ontinyent una charla más que necesaria en estos tiempos. Era la última conferencia del año de la Escola de Famílies de Ontinyent, cuya programación incluye la visita de expertos de todos los ámbitos para tratar de verter luz sobre algunas de las principales preocupaciones de las familias de hoy en día. El juego y las apuestas deportivas, de un tiempo a esta parte, constituyen uno de los peligros sociales más acuciantes, y fue el tema central de Educar és prevenir. Addiccions i ludopaties, la conferencia de Urra.

El hilo de la argumentación del psicólogo, que no se detuvo ni un momento en algo más de hora y media de conferencia, pudo perderse en algún punto. Urra era una fuente sin fondo de anécdotas y recuerdos, y si alguno de los asistentes „la Sala Gomis presentó un lleno absoluto„ no estaba lo suficientemente atento, es fácil suponer que perdería el hilo de la cuestión. Pero, aun sin entrar explícitamente en el meollo de la ponencia hasta el final de la misma, a lo largo de todo el discurso Javier Urra dejó para el recuerdo del auditorio una larga serie de enseñanzas generales perfectamente aplicables a la hora de abordar la problemática que ocupaba la conferencia. Sin parecerlo, nunca dejó de hablar de las adicciones y la ludopatía, dejando tras de sí píldoras a tener en cuenta en todo el proceso para tratar a un joven adicto a las apuestas. «Es importante educar en el yo, pero más aún en el otro. Fijarse solo en el yo acaba siendo problemático», lanzó Urra después de comentar lo enriquecedoras que le resultan las reuniones de comunidad de vecinos, y antes de opinar que le resultaba «discutible» que un expreso de ETA acudiese a dar una charla a una universidad.

Una charla para jóvenes

La mayoría del auditorio de la Sala Gomis lo ocupaban jóvenes de entre 16 y 18 años. Alumnos de los distintos institutos de Ontinyent que, fuera del horario lectivo, a última hora de la tarde, quisieron acudir a una última clase. La charla de Urra, con un espectro más amplio de lo que cabía esperar en un principio, ofreció al público las enseñanzas de un profesor de renombre al respecto de muchas aristas que les afectan directamente. Javier Urra habló sin pelos en la lengua, con la autoridad que tan solo conceden hojas de servicios como la suya, de la falta de autocrítica en la política de hoy en día, los «preocupantes» índices de lectura y de la violencia de género, entre otros asuntos.

Respecto al machismo, Urra mostró una posición firme, sin espacio para la réplica: «Todos los datos indican que se trata de un problema estructural. No es obcecación, no es un transtorno temporal: si un hombre mata a una mujer, responde siempre a una manera de pensar por la que la mujer es un ser inferior para él», argumentó, para añadir que, aunque «los minutos de silencio están muy bien», al final «para cambiar las cosas, se necesita abordar la educación». Asimismo, explicó que las leyes que tienen en cuenta la perspectiva feminista «son justas, lo que no significa que sean igualitarias», debido a las brechas de género que existen previamente y que deben ayudar a salvar. Urra salió al paso para reforzar de este modo algunas convenciones sociales debilitadas en los últimos tiempos.

Faltaban unos veinticinco minutos para el final de su ponencia cuando Urra pronunció por primera vez la palabra ludopatía. El psicólogo dibujó el panorama al que se enfrentan los apostantes y sus familias, con anuncios por doquier, un Estado que nunca acaba de afrontar el problema, la proliferación de casas de apuestas „con 3.200 salones por todo el país„ y la posibilidad del juego online. «¿Existe una vacuna contra esto?», se preguntó a continuación. Si no una cura definitiva, Urra sí deslizó al cabo unas cuantas ideas a tener en cuenta para evitar y tratar esta problemática en los jóvenes: «Se debe educar en la flexibilidad, en la adaptación. Transmitir la necesidad de aceptar la frustración, lo que es esencial», explicó Urra, reivindicando la naturalidad del fracaso y su aceptación como uno de los deberes pendientes de la sociedad de hoy en día. «Hay que enseñar todo esto siendo una figura próxima pero, al mismo tiempo, de autoridad. El joven debe saber que hay personas a las que se tiene que respetar», listó el psicólogo.

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