El manuscrito del descubridor de la "Isla de Xativa" en Patagonia ve la luz tras 400 años

Alfons Garcia, Valencia

El legado del cosmógrafo valenciano Diego Ramírez de Arellano está a punto de resucitar 400 años después. ¡Curiosidades de la historia! Tras siglos de desaparición de las enciclopedias, una mención del historiador José María López Piñero en junio de 2007 -recogida en las páginas de Levante-EMV- sobre el olvido de este personaje, que bautizó en 1620 la actual Tierra de Fuego como "Isla de Xativa" (sic, sin acento) en honor a la ciudad donde había nacido, levantó el interés sobre este marino. El alcalde de Xàtiva, Alfonso Rus, anunció gestiones con Chile y Argentina para recuperar el topónimo e incluso dos enviados visitaron la región. En el terreno cultural, el manuscrito que el valenciano escribió en 1621, a la vuelta de la expedición por las tierras australes, será editado por fin dentro de unos meses, tras permanecer aparcado durante siglos en la Biblioteca Nacional.

El encargado de preparar la edición de Reconocimiento de los estrechos de Magallanes y de San Vicente y algunas cosas variadas de navegación es el profesor de Historia Moderna de la Universidad de Alicante Emili Soler. La junta de historia de la Institució Alfons el Magnànim -dependiente de la Diputación de Valencia, que preside Rus- se lo propuso hace unos meses y la investigación lo tiene "encantado", aseguró a este diario.

La intención es publicar el facsímil del manuscrito de 1621 acompañado de un estudio sobre la obra y la vida de este "importante cosmógrafo". "Un hombre desconocido", apunta Soler, de cuya peripecia vital han quedado muy pocos rastros. Como sucede con muchos personajes anteriores a 1707 -fecha de la batalla de Almansa y el asedio e incendio de Xàtiva-, la mayor parte de la documentación referida a él fue pasto de las llamas.

El profesor de la Universidad de Alicante bucea ahora en el Archivo de la Corona de Aragón -en Barcelona-, en el de Indias -en Sevilla- y en otros fondos documentales en busca de los orígenes de Diego Ramírez de Arellano (parece que su verdadero nombre era Ildefonso y que se lo hizo cambiar).

La incógnita es cómo esta familia de apellidos castellanos se asentó en Xàtiva. "En eso estamos ahora", comenta Soler, quien augura resultados "interesantes" para esta "lenta" investigación (por la dispersión geográfica de los archivos). Será dentro de un año cuando espera tener el trabajo acabado y listo para editar.

Pero ¿qué hacía Ramírez de Arellano en el extremo del mundo? El marino valenciano fue contratado como piloto por los hermanos gallegos Bartolomé y Gonzalo de Nodal, quienes habían recibido el encargo de Felipe III de averiguar si era cierto que existía un paso entre el Pacífico y el Atlántico más meridional que el Estrecho de Magallanes, tal como una expedición holandesa decía haber descubierto.

El viaje se llevó a cabo entre 1618 y 1619 y los Nodal y Ramírez de Arellano verificaron lo dicho por los holandeses (el Estrecho de San Vicente Mártir llamaron a lo que aquellos bautizaron como Le Maire) y cartografiaron la zona. De vuelta en España publicaron en 1621 su Relacion del viaje..., reeditado en 1766. El valenciano también escribió su crónica, solo que quedó inédita. Hasta ahora.