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La magia de la fe retratada por García Rodero

La Premio Nacional de Fotografía expone en "María Lionza" la fuerza salvaje y popular de los ritos espiritistas en la montaña venezolana

La magia de la fe retratada por García Roderoeduardo ripoll

Una mujer con la boca deformada. De ella salen tres velas encendidas. Llamas contra la locura es el título de la fotografía. Es una de las más de 120 -de gran formato- que Cristina García Rodero (Puertollano, 1949) ha seleccionado para la muestra María Lionza: la diosa de los ojos de agua, que se expone desde ayer en el Museu Valencià d'Etnologia -en el Centro Cultural La Beneficencia- hasta el 19 de diciembre.

María Lionza es la virgen protagonista de la mayor religión no oficial de Venezuela, un rito espiritista y mágico que une elementos cristianos, indios y africanos , y que atrae a una multitud de gentes del pueblo, que llegan a las montañas de Sorte (en la selva) con la fe de encontrar un remedio para sus males (enfermedades, amor, problemas psíquicos y también materialesÉ)

García Rodero (Premio Nacional de Fotografía en 1996 y único español miembro de la agencia Magnum) mete su cámara en lo más íntimo y salvaje del ritual: cuando los chamanes están en trance, cuando se sangran en busca de esa conexión con los espíritus, cuando clavan un puñal en el cuello de una persona para "liberarlo". Alguien no espiritista como ella lo define como "una forma de expulsar lo malo y coger fuerza para poder sanar".

La fotógrafa no ha llegado con su cámara y ya. La imagen más antigua es de 1998 (Velación para el desamor); son diez años de trabajo, de establecer alianzas, amistades. El secreto, explica, es "la convivencia". El tiempo, añade, es la forma de profundizar y lograr un trabajo de calidad.

El proyecto venezolano forma parte de la serie Entre el cielo y la tierra: fe y cuerpo, los ejes de las imágenes de García Rodero, definidos ya en su mítico libro España oculta.

La exposición es la segunda vez que está a la vista en España: la preparó hace dos años para la Comunidad de Madrid, a raíz de un premio.

Pétalos, velas, frutas forman parte de un ritual "muy plástico" y lleno de fuerza popular en una montaña de la selva. "¿Peligroso? El peligro es la situación económica y política de Venezuela, donde la vida vale poco", dice. El día, ella lo plasma en blanco y negro; la noche, alrededor del fuego, en un color que quema.

"Has de enamorarte de lo que fotografías"

El día de la huelga, García Rodero no sabía que pasaba por el mundo: estaba encerrada montando. "Hay que exigir", dice, "pero también ser comprensivo con las circunstancias: es una crisis mundial, generada fuera". Lleva diez años cada 12 de octubre en las montañas de la selva, pero afirma que no conoce Venezuela. Enemiga de las prisas, porque "es importante enamorarte de lo que fotografías, que te llegue y te diga algo", y feliz en Magnum -"aún no me lo creo, lo veía demasiado alto"-, su trabajo reivindica lo popular, "las personas que nunca van a ser noticia". "Dentro de lo popular hay sabiduría", sentencia. De los toros, mejor no hablar. Pero se suelta: "Me sorprende que se prohíban las corridas y se acepten los ýcorrebousý. Me parece hipócrita". a. g. valencia

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