La poetisa Maria Beneyto, una de las grandes damas de la literatura valenciana, se fue ayer en silencio, de forma discreta como había sido su vida. Apenas trascendieron incluso detalles sobre su fallecimiento. Sólo que hoy será enterrada a media mañana en el Cementerio General de Valencia, que arrastraba desde hacía tiempo una grave enfermedad y que deja una extensa obra tanto en valenciano como en castellano.

Sus últimos meses los pasó recluida. Sumida en cierta medida en la tristeza que le supuso la muerte hace un año de su gran amigo y compañero de generación y de letras José Albi. Vivía sola.

Maria Beneyto, única mujer en posesión del Premi d'Honor de les Lletres Valencianes (1992) y del Premi Lluís Guarner (2009), entre otros muchos galardones, cierra una página brillante de las letras valencianas vinculada a la denominada generación de los 50. A sus 85 años aún mantenía el espíritu necesario para una creación que comenzó de la mano de otros intelectuales y escritores como Joan Fuster-fue él quien insistió que el Magnànim publicara La dona forta-, Xavier Casp, Miguel Adlert, Gaos, Salvador, Joan Valls o Vicente Andrés Estellés, cada uno en su momento y con los que mantuvo una relación estrecha. Era casi una excepción en un mundo de hombres y en una época masculina. También fueron largos sus propios silencios literarios.

Deja más de cuarenta obras publicadas, entre poemarios, antologías, cuentos o novelas, aunque si por algo será recordada será por su poesía, una obra que arranca en la literatura social, tiene también a la mujer como referente y al mismo tiempo al ser humano como espejo y al desamor, las desilusiones o la angustia como senderos.

Aunque nació en Valencia en 1925, Maria Beneyto Cuñat pasó su infancia en Madrid. Al comienzo de la Guerra Civil regresó a Valencia, donde a causa de las ideas políticas de su familia sufrió una dura represión a manos del Régimen. Su padre fue autor teatral, aunque no le acompañó la suerte de poder estrenar. Él le inculcó la pasión por la lectura. Fue una herencia económica la que le permitió poder dedicarse íntegramente a la escritura.

Andadura literaria

Comenzó su andadura literaria en torno a la década de 1950. Entró en contacto con los escritores Alejandro Gaos, Pascual Pla y Beltrán y Ricardo Orozco y posteriormente con los círculos de escritores valencianistas sobre todo aquellos que circulaban en torno al Grupo Torre.

Pese a su extensa bibliografía, entre sus obras, en ambas lenguas, más importantes se encuentran Canción olvidada, Eva en el tiempo (1952), Altra veu (1952), Criatura Múltiple (1954) -premio Valencia de Poesía-, Aquí (1956), Tierra Viva (1956), Matiles a l'aire (1956) -Premio Ciudad de Barcelona de Poesía- y Antología General-Premio Internacional Calvina Testzaroli (Italia) en 1956.

A partir de 1958 se entregó a la narrativa, si bien publicó algunas obras poéticas como Vidre ferit de sang (1977), galardonada con el premio Ausías March en 1976.

Entre su obra narrativa se encuentran títulos como La invasión (1955), El río viene creciendo (1960), La gent que viu al mon (1966) y La dona forta, considerada como una de las novelas en valenciano más importante de la década de los 60.

Su ultima obra fue El mar, desde la playa (2000), en la que abordaba la poesía amorosa. Durante los últimos años sus obras fueron reeditadas en traducciones. Aún deja bastante obra inédita