Síguenos en redes sociales:

Muestra

Los pintores «repatriados» de Lladró

La Fundación Bancaja exhibe los fondos de la compañía de porcelana, que incluyen obras de Sorolla, Pinazo, El Greco, Zurbarán o Ribera - La familia baraja que la colección realice una gira mientras su museo permanezca cerrado por obras

Los pintores «repatriados» de Lladró

No saben cuál será el próximo destino ni cuántas escalas realizará antes de regresar a la cuna en Tavernes Blanques, pero Lladró quería que los fondos de su colección, «uno de los más destacados en manos privadas» según la directora del propio museo de la compañía, Carmen Tarín, salieran del almacén en Madrid que las custodiaba e iniciasen su éxodo «ante el público valenciano», como se encargaron de remarcar tanto la propia Tarín como la presidenta de la firma, Mari Luz Lladró, y su socio en este punto de partida, Rafael Alcón, presidente de la Fundación Bancaja.

Tras el cierre de las instalaciones del propio museo en la Ciudad de la Porcelana para llevar a cabo una reordenación del espacio aún sin fecha para su conclusión, la familia barajaba distintas fórmulas para mantener ante el público las piezas más importantes de su colección y, si bien la gira por diferentes ciudades sigue siendo una opción plausible, se mantiene el interrogante sobre de qué paredes penderán las obras que recorren seis siglos de pintura „periodo que da título a la exposición„ cuando se marchen de Valencia el próximo 3 de abril, aunque el presidente de la Fundación Bancaja aseguró ayer que irían de la mano con la familia.

En cualquier caso, las setenta piezas „de un total de doscientas„ que componen esta muestra, pasarán el invierno en el refugio de la plaza de Tetuán. «Han sido tratadas durante dos años por dos restauradores, que han estado día a día con ellas», explicaba la comisaria de una exposición cuya espina dorsal se compone de autores valencianos. De hecho, ese fue el motivo de los Lladró cuando se lanzaron al coleccionismo y en el que se mantienen, según la presidenta de la compañía, sin vender ni una obra. «Su intención fue la de repatriar pinturas de autores valencianos que estaban en colecciones extranjeras», remarcaba Tarín, aunque pronto se ampliaron horizontes y empezaron a llegar las piezas de El Greco o Rubens que también se muestran en este recorrido. Sin embargo, esa aportación no consigue diluir la esencia puramente valenciana de la muestra, que se inicia con Cubells, Macip o Juan de Juanes, escala hasta Zurbarán o Ribera, y desemboca en Pinazo, José y Mariano Benlliure, y al fin las últimas adquisiciones: siete Sorolla que muestran una doble vertiente, la costumbrista y la más luminista del pintor. La colección de la familia ha dejado incluso un hueco imponente entre la serie de Sorolla: se trata de Yo soy el Pan de la Vida, obra de mayor tamaño encargada por un particular al artista valenciano. Han sido precisamente sus dimensiones las que han impedido su salida del almacén.

La compañía ha esparcido como migas de pan varias figuras de porcelana y gres que recuerdan qué apellido está tras la muestra. Una decena de piezas de artistas emblema de la empresa, como Fulgencio García, Salvador Furió, José Puche, Jaime Hayón o Pablo Serrano, aderezan una muestra que consolida la unión del centro Bancaja con el coleccionismo corporativo.

Pulsa para ver más contenido para ti