¿Es necesario el salón del cómic en Valencia?
No, necesario no es. Sería entretenido y divertido, y desde luego ayudaría a sacar al cómic del submundo en el que vive dentro de la cultura.
El presidente de los ilustradores valencianos decía en estas páginas que en España no hay industria del cómic...
No, no la hay. Hay dos o tres editoriales que publican en torno a noventa por cien del producto hecho aquí. Y sí, en España hay grandes dibujantes y se realizan grandes tiradas, pero la mayoría del producto proviene del extranjero. No hay una industria como para sostener una feria, que en definitiva es un mercado.
Pero en Barcelona sí hay uno que funciona.
Fíjate quién lo organiza, los propios editores catalanes: tres de cada cuatro editores españoles están allí y es su mercado. El siguiente en volumen, el de Madrid, está a mucha distancia.
Sí ha habido épocas de arraigo industrial, ¿por qué no ha conseguido consolidarse?
Hubo dos etapas: los cincuenta y sesenta, aunque con un cómic dirigido a un público muy concreto, el infantil; después a finales de los setenta y principios de los ochenta hubo otro apogeo. Pero que cuando las empresas que estuvieron tirando del carro se agotaron, las que les sustituyeron descubrieron que es más barato traer el producto importado. La estructura empresarial es muy endeble. Y si hablamos de los dibujantes, hay muy buenos valencianos y han sido muy importantes cuando ha habido industria en España, pero ahora están viviendo del mercado extranjero. Hay algunos que han vivido muchos años de vender solo en Suecia o Dinamarca, por ejemplo.
¿Puede que la sociedad siga menospreciándolos como producto cultural?
No, es que simplemente no están considerados. Pasan desapercibidos, están fuera de la rueda. Te hablo de los medios de comunicación: Paco Roca, por ejemplo, puede ganar un premio y llevarse unos cuantos titulares. Pero el resto del año no se producen esos impactos informativos. Creo que la cuestión principal es que no generan la publicidad que sí logran el cine o la televisión a modo de impacto, reuniendo, por ejemplo, a millones de espectadores en las salas.