No es buen acompañante el cabezón. Pesa tres kilos y no lleva asa, algo que lo convierte en una estatua sedentaria por obligación. Hubo una primera versión del premio, que hoy llega a su primera crisis de edad (treinta años), en la que a Goya le nacía una cámara en la coronilla, como una patata. A pesar de ser un llavero incómodo hay quien si lo gana promete airearlo todos los días de su vida, ya sea para enseñarlo en el kiosko o en el colegio de los niños. Si pasean por Russafa la semana que viene y ven a una mujer cargada con la efigie del pintor como quien pasea a su mascota en brazos, no lo duden: es valenciana y se gana la vida en el cine. La maquilladora Esther Guillem, feliz nominada, promete al pequeño tótem de ceño fruncido no separarse de él si cae en sus manos.

Ella forma parte de la expedición valenciana que se reparte en ocho candidaturas en la gala de esta noche.

Paseando a Mr. Francisco. «Hasta el Mercat de Russafa me lo llevo y también a recoger al niño al colegio», jura Guillem. Ella, su hermana Piluca y Marta Arce son las tres valencianas artífices del maquillaje de La Novia, gran favorita a los premios. «Nuestra producción es muy pequeñita, muy humilde, la más pobre de todas», remarca la maquilladora, que ensalza el talento visual de la directora, Paula Ortiz. La comparación presupuestaria le sirve para quitarse presión y, aunque si llega el premio lo verán en todos los rincones del barrio, asegura que se hará un bicho bola cuando salga a recogerlo. «Por suerte, a los técnicos no nos enfocan mucho, porque estamos habituadas a estar detrás de las cámaras; no nos gusta salir ni en los making off. Nos da mucha vergüenza».

Her. La ilusión de Paco Plaza es reposada y delegada en las tres nominaciones con las que cuenta Requisitos para ser una persona normal. El director y productor valenciano es uno de los que está detrás de esta comedia romántica indie, que «aporta frescura formal y una voz original como la de Leticia (Dolera)». Dice que, si solo pudiera elegir un premio de los tres a los que opta, escogería precisamente el de Mejor Dirección Novel a Dolera: «Porque ha hecho una película muy especial y por lo que implica dárselo a una mujer que dirige en una industria en la que lo tienen tan complicado.

Novelda paradiso. A Madrid irán el director Alfredo navarro y el productor Jesús Navarro, pero Sueños de sal, candidata a mejor documental por una historia poliédrica sobre ciudadanos anónimos (ya no tanto), tiene a todo un pueblo en vilo. «Hay una frase que me repiten por la calle: ´seguro que nos lo llevamos´. El pueblo lo siente como algo propio», apunta el director. Así que esta noche están convocados todos los vecinos en el cine Club Dehon para ver de nuevo el documental y compartir la ansiedad durante la gala. «La intención es que esté una temporada en casa de cada persona que ha colaborado», promete el director sobre el futuro de la estatuilla. Otro Goya nómada.

En el nombre del padre. Honorio, dos minutos de sol, quedará como el último trabajo de Paco Gisbert, director y productor valenciano que un día revolucionó la animación desde un cortometraje, Sr. Trapo. Fallecido hace 21 días, hoy su hija y su mujer estarán en la gala con sensaciones contradictorias. «Paco estaba seguro de que nos lo íbamos a llevar», dice Paqui Ramírez, viuda del realizador y parte del binomio que cuajó este corto animado. Como legado de Paco queda también Lluna Films, fundada junto a Paqui, y en la que trabaja también la hija de ambos. El corto surgió de la cabeza y los dibujos del otro hijo de la pareja, Javier.

El hombre tranquilo. «Palmeras en la nieve es la gran favorita, que tienen a Pablo Alborán y salen en El Hormiguero», bromea Luis Ivars, compositor veterano en galas y nominaciones, esta vez presenta por su tema Cómo me mata el tiempo del filme Matar el tiempo. Reconoce que a veces «las galas se hacen un poco coñazo» y promete que si le toca recoger el premio no abusará del micrófono: «mi familia y amigos ya saben que les tengo presentes». Por si no hay lugar a discurso, no son malas estas líneas para reivindicar el papel de los músicos en el celuloide: «el Goya a la mejor banda sonora es igual de importante que el de mejor actor; yo me considero un guionista emocional que trabaja con música en lugar de palabras».

Juntos, nada más. «Los dos somos padres del corto y de nuestra hija», aclara entre risas María Lorenzo, directora de La nit de l´oceà, otro cortometraje animado facturado en la Comunitat Valenciana, «muy artesanal pero para el cual es indispensable la tecnología», basado en un cuento de Barlow y Lovecraft. Lorenzo, junto a su marido, que produce la cinta, compite en una categoría con dos de cuatro valencianos: «Siempre hay muchos cortos de aquí preseleccionados, pero lo que realmente falta es una industria consolidada», lamenta ya en serio.

Bienvenido, Mr. Novella. Atiende al teléfono saltando cables en Gran Canaria, en mitad de una superproducción norteamericana, The Titan, con Sam Worthington en el reparto. «Como estamos tan ocupados no hay tiempo para pensar en ello, el sábado ya iré para allá», deja mientras atiende a la vez otas tareas Toni Novella, nominado a mejor Dirección de Producción por Palmeras en la nieve. Su candidatura es sólida en ese apartado, seguramente por tratarse de la película más cara del año en España, pero aún así presume de que «por la buena gestión de recursos que se ha hecho, parece mucho más cara». Novella, galardonado el año pasado por El Niño, reivindica las películas de gran presupuesto, «que se llevan a otros países y que llevan un gran esfuerzo».

Volver. Ana Lozano podría ser también El renacido, por un claro paralelismo con Leonardo DiCaprio: si el actor lleva cuatro nominaciones a los Oscar sin haber subido nunca a recoger su estatuilla, la maquilladora acumula seis candidaturas sin premio final. Por eso no sorprende que huya del tópico de «estar nominado es un premio». Lozano quiere «ganarlo ya», esta vez por su trabajo en Ma ma. Es consciente de que en us ámbito los académicos acostumbran a fijarse más en las películas «de época» y tras varios intentos fallidos confiesa que tiene los nervios «templados». No hay reproches ni ansiedad en su discurso: «Nervios por escoger el tacón adecuado y no pasar la noche con dolor de pies».