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Jorge Ruiz: "Ahora me planteo si soy un escritor que canta y no un cantante que escribe"

Entrevista

Jorge Ruiz: "Ahora me planteo si soy un escritor que canta y no un cantante que escribe"

«La bailarina representa el lado emocional y creativo de las personas», asegura el líder de Maldita Nerea

P ¿Qué fue antes, el disco o el libro?

R Es una historia en la cual puedes materializar todo lo que cuentan las canciones. Tiene que ver con el disco pero también podría leérselo alguien que no lo ha escuchado o que no tenga ningún tipo de conocimiento sobre mi música. Creo que se sostiene por sí solo. Es una ficción, una fábula novelada, muy fácil de leer. Se lee en dos horas aunque no lo parezca. Y es la historia de una chica que ha perdido su conexión consigo misma pese a tenerlo todo. Es una historia muy común que te cuenta como la chica se reencontró a sí misma a través de reencontrarse con la bailarina, su lado emocional, su lado creativo.

P ¿Es un libro sólo para fans de Maldita Nerea?

R Entre mi público está teniendo una acogida muy grande, pero soy consciente de que el libro funcionará si trasciende esa frontera. Es una lectura sencilla, no es nada compleja. Y me gusta ver que llega a niñas de 16 años con la misma fuerza que a niñas de más de 40, que es lo que está pasando.

P ¿A las niñas sólo? ¿No es para niños?

R Buena reflexión... Pero nada más tienes que ver las listas de venta de libros y discos, y el mayor porcentaje de compradores son mujeres. No es que el hombre no escuche, pero lleva otro ritmo.

P ¿Por qué una bailarina para representar ese lado emocional y creativo?

R Soy un apasionado de los arquetipos, y en concreto de los femeninos. Y este es uno de los más potentes en todas las culturas. Engloba muchísimas referencias, y todas positivas: la flexibilidad, la belleza, la fuerza… Es un arquetipo sagrado, pero al mismo tiempo real. Quería usar algo con esa potencia, y nació la canción con él y después decidí ponérselo al libro y al álbum.

P El libro parece mucho más reflexivo y pausado que el disco...

R Es que en el pop tienes cuatro minutos para contar una historia, y en el libro tienes más posibilidades. Pero todas en referencia a la «bailarina», que es el lado femenino, y que es la reflexión, la pausa, y la escucha. El libro hace reflexionar y encierra muchas reflexiones filosóficas pero las he puesto en un formato de fábula para que sea lo más universal posible.

P Además de músico, usted es terapeuta del lenguaje. ¿Por eso ese aire terapéutico del libro, como de autoayuda?

R No ha sido premeditado. La gente que lo ha comprado me ha dicho primero que llora, pero no de pena sino por su capacidad de sacar las emociones, entender claves de su vida. No es tanto la intención mía, pero sí es cierto que yo desde pequeño he sido un «reparador», he intentado siempre que la gente se encuentre bien conmigo. Es una expresión de mi ser. Quiero que la gente se sienta bien con mi lectura.

P ¿Por qué decidió meterse a escritor?

R Desde hace tiempo me habían hecho varias propuestas, pero ninguna me llamaba la atención porque no me consideraba escritor. Pero recibí un mail de mi editora que me gustó cómo lo planteó y recibí un voto de confianza tal, me dio tal libertad para escribir lo que quisiera, que me decidí. Y lo que iba a ser un ensayo sobre las emociones se ha convertido en una novela. Ha sido un regalo y de repente me he dado cuenta de que voy a seguir escribiendo, independientemente de cómo salga éste.

P ¿Se ve de escritor profesional?

R Sí. Hasta me planteó con toda la humildad si no soy un escritor que canta en vez de un cantante que escribe. Me encuentro muy a gusto haciéndolo.

P ¿Se puede ser escritor sin leer novelas? No hace mucho le escuché en una entrevista diciendo que usted no lee novelas...

R Es cierto. También soy autodidacta con la música. Nadie me dijo que una canción se hace así. No me parece extraño si lo haces con humildad. Hay una frase de Saint Exeusperrí que me influyó. Dijo que no hay que saber escribir sino saber mirar. Si aprendes una técnica y se te da bien, si sabes mirar ese saber lo irás puliendo. Es algo que hago bien desde pequeño. No soy un gran lector porque soy un lector lento. Soy intuitivo, no visual. Por eso leo tanto ensayo. Cuando escribía «Bailarina» no era consciente de que estaba escribiendo una novela.

P ¿Qué sabe un hombre sobre el lado femenino?

R Mucho más de lo que nos cuentan. La polaridad femenina está en todos nosotros y equilibrar ambas es una virtud. Sin embargo, cuesta mucho que un hombre entienda que suma más expresar la vulnerabilidad y las emociones que no ocultarlas. No es un libro sobre el feminismo, sino sobre el lado femenino.

P ¿Y qué pierde un hombre cuando pierde su lado femenino?

R La inercia de nuestra cultura está balanceada hacia la velocidad, la ausencia de pausa, al no escuchar, a la superficie. No es que esto sea propio del lado masculino, pero sí que si la bailarina está presente todo esto no se pierde. Por eso digo que hay que tener en cuenta el escuchar y expresar las emociones, que es lo que yo llamo la bailarina.

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