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Jacobo Pallarés: "Falta una marca cultural valenciana"

Entrevista

Jacobo Pallarés: "Falta una marca cultural valenciana"

«Las instituciones no salen del corto plazo, que hace que estemos pensando más en lo urgente que en lo importante» - «La sensibilidad no da de comer»

P Después de más de 20 años, ¿el Proyecto Inestable ya es estable?

R Artísticamente, sí; económicamente, no.

P ¿Todavía no se autofinancia?

R Trabajamos con las subvenciones, que son el motor de inicio de las actividades, pero no dan el dinero para el proyecto o pagan con retraso.

P ¿Algún momento de tirar la toalla?

R Todos los días. Te levantas con las intención de defender un proyecto dinamizador y creativo, pero vivimos en la precariedad. Para que las compañías trabajen mejor deberíamos pagarles más. Te planteas si la cultura es una gran mentira.

P ¿Cómo se supera esa precariedad?

R Las salas deben ser centros de creación y dinamización. Si nos juntamos y trabajamos por el bien común, a nivel económico llegaremos a todo el sector.

P ¿Es imposible un teatro alternativo sin subvención?

R Totalmente imposible.

P ¿En Europa también?

R En España la subvención se ve como subsidiara del Estado. En Europa tiene un concepto de implicación con la ciudadanía.

P ¿Lleva bien eso de ser la voz crítica de la escena valenciana?

R Soy una de las voces críticas, y hay que criticar aquello que no nos convence.

P ¿Por ejemplo?

R La verdadera crítica a las instituciones es que no conseguimos salir del pensamiento a corto plazo, que hace que estemos más pensando en lo urgente que en lo importante.

P ¿Se ha notado el cambio institucional después de tres años?

R De sensibilidad, sí. Intentan favorecernos dentro de la burocracia que es la administración. Pero la sensibilidad no da de comer.

P Y no hay dinero.

R Las subvenciones de los Presupuestos de 2018 son más elevadas, pero no se ha convertido en dinero real. Hay muchos años bisagra, y no sabes hasta cuando vas a resistir. Somos una tienda que vende ventiladores en el Polo Norte, a nivel de ingresos. Como siempre, inestabilidad.

P El sector es unánime en la queja, pero cada uno se busca la vida.

R Claro, que vamos a hacer.

P Pero quién puede pillar, pilla.

R Siempre ha sido así, quizás por dinámicas anteriores, donde te daban a dedo, o te acercabas o no tenías nada. Es resistencia y supervivencia.

P Es un convencido de la función pública de las artes escénicas. ¿Las salas públicas son competencia?

R Todos son competencia, tanto el sector público, como privado. Con poco público, cualquier evento es competencia, desleal o positiva.

P Lo hacen gestor de Teatre del Poble Valencià. ¿Qué hace?

R Primero cambiaría el nombre. Creo y trabajo en el territorio Europa.

P Vale, ya hemos quitado el nombre.

R Un poco lo que está haciendo Roberto García, crear dinámicas con el sector. O lo que hace José Luis Pérez Pont, ver lo que se está construyendo y apoyarlo. Eso haría yo, cooperar.

P ¿Esa es la sinergia que se anunció en Rambleta?

R Juntar a siete salas y cuatro festivales, al Institut Valencià de Cultura, el Centre del Carme, y la dirección general de Patrimonio para crear dinámicas a cuatro años.

P ¿En qué se concreta?

R Todos juntos podemos más. Hay más oportunidades para las compañías y continuidad en otras salas. Es un proyecto con 24 creadores, donde van a hacer dos piezas, una en 2019 y otra en 2021. La de 2019 tendrá un espacio de residencia, estrenará aquí por ejemplo, y a los tres o cuatro meses irá a La Rambleta y luego a Teatro Círculo.

P ¿Por qué vemos espectáculos tan efímeros con una o dos representaciones?

R Porque no hay economía para continuar.

P ¿Qué cuesta producir uno en Inestable?

R El que estrenamos el 15 de junio, «Family (es)», en torno a los 50.000 euros.

P ¿Se recuperan en taquilla?

R No, nunca.

P ¿Qué cobra un actor?

R Aquí según convenio, unos 1.800 euros por espectáculo y entre 150 y 200 euros por bolo.

P Menos que un camarero en la playa.

R He estado 20 años trabajando en la hostelería y depende de camareros, y de amos.

P ¿Cómo se casan turismo y cultura?

R El turismo aquí no tiene una mirada hacia Europa.

P Cada año hay muchas nominaciones valencianas a los Max.

R Indica que se hace un buen trabajo, pero todavía no hay una identidad, que debe venir desde lo público, como marca cultural valenciana.

P ¿Ayuda la reapertura de la televisión pública?

R Va a dar liquidez a actores y a algunas productoras. El golpe de À punt en las artes escénicas debería ser la liquidez. Y que se pongan todas las instituciones de acuerdo, porque al final nos rompen a todos.

P ¿Funcionan los graneros de creación?

R Es un lugar de trabajo, de transición, de apoyo y de mediación. Ahora todo el mundo hace, pero no hay que confundirlo con la cesión de espacio. Una residencia debe tener una relación entre estructura, entorno y el creador y que esa unión sea fructífera. Es una manera moderna de trabajo orgánico con el creador

P ¿Dónde está más a gusto creando o gestionando?

R Ahora se me ve más como un gestor, y me duele, porque he nacido como creador, hace 20 años, con 25 espectáculos dirigidos. Me siento más a gusto trabajando simultáneamente las dos cosas. A un espectáculo le meto también herramientas de gestión.

P ¿Inestable cuesta dinero?

R A los socios nos cuesta dinero, mucho dinero. Sería más costoso cerrar que tener abierto, porque hemos invertido dinero. Pero con el tiempo se arreglará.

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