La expectación era máxima y la Orquesta de València (OV) no defraudó. Por primera vez en 75 años, el conjunto residente del Palau de la Música ofreció un concierto en la playa de Las Arenas. Este acontecimiento histórico congregó ayer a más de 2.000 personas, muchas de ellas aposentadas en las sillas que había dispuesto la organización. Las demás no dudaron en contemplar el espectáculo de pie, sobre la toalla o desde el mismo paseo. El concierto fue el centro de atención para todo aquel que acudió a la playa, donde el ambiente familiar y festivo recordó a la noche de San Juan.

El concierto gratuito, titulado «Música y Agua en la playa de Las Arenas» y patrocinado por la Fundación Aguas de València, dio comienzo a las 22 horas, aunque el público empezó a congregarse en la arena sobre las 21 horas, cuando los más previsores comenzaron a ocupar las primeras localidades.

La zona empezó a atraer a curiosos días antes del concierto gracias al espectacular escenario instalado. La plataforma, asentada sobre la arena, estaba coronada por una cúpula transparente de 15 metros de alto por 20 de ancho. Dos altavoces laterales y varias pantallas leds permitieron ver y escuchar a la OV desde varios ángulos. En total, el acontecimiento necesitó una inversión de 60.000 euros para hacer posible un espectáculo musical «arriesgado» desde el punto de vista técnico. Conscientes de ello, los organizadores configuraron un retardo de sonido pensado para que los asistentes que se encontraban más al fondo no tuvieran ningún tipo de problema a la hora de disfrutar de la orquesta.

«La iniciativa es maravillosa. Nunca antes había soñado con escuchar música clásica en esta playa. Me emociona ver a los músicos a pie de calle», aseguraba a Levante-EMV Trinidad Gómez, que acudió especialmente a la playa desde el Carme para ver a la OV sobre la arena.

La orquesta, bajo la dirección de su titular, Ramón Tebar, interpretó un programa muy variado, compuesto por Fanfarria para un hombre común de Aaron Copland; el poema sinfónico Romeo y Julieta de Piotrllich Chaikovsky, una selección de West Side Story de Leonard Bernstein; Sensemayá de Silvestre Revuelta; el Danzón nº2 de Arturo Márquez; Estancia de Alberto Ginastera y La boda de Luis Alonso de Gerónimo Giménez. El público disfrutó especialmente los temas de West Side Story. Tebar desbordó expresividad y entusiasmo sobre el escenario. El maestro, pletórico por tocar en Las Arenas, hizo bailar al público durante la obra de Gerónimo Giménez. El público respondió con una ovación, y la orquesta se lo agradeció con un bis.

La anécdota de la noche la protagonizaron los músicos de la orquesta que se vieron obligados a acudir a un comercio de proximidad a comprar unas pinzas -de colores- para fijar al atril las partituras del concierto ante el fuerte viento. Por suerte, la meteorología posibilitó la correcta ejecución de un espectáculo que quedará en la memoria de la orquesta y de su público durante muchos años.

Más conciertos al aire libre

Sobre si habrá más eventos de este tipo, la concejala de Cultura y presidenta del Palau, Glòria Tello comentó que «todo es posible», aunque admitió que este tipo de iniciativas están reservadas a grandes celebraciones. El Palau volvió ayer a colaborar con Aguas de València, tras el éxito del recital «Beethoven en el Río» que se celebró en octubre de 2015, y que permitió seguir en los Jardines de Palau la Sinfonía nº 9 de Beethoven.