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Arte

El Carme rompe el techo de cristal

Más de la mitad de las piezas de arte contemporáneo adquiridas por la Generalitat en 2017 y expuestas en el antiguo convento están realizadas por mujeres

Desde los pensadores exiliados de Ana Teresa Ortega, donde el tiempo y la memoria tienen un papel fundamental, hasta la instalación de Inma Femenía sobre la cultura de los «mass media», la exposición «Art contemporani de la Generalitat Valenciana. Primers moments» que se muestra en el Centre del Carme ofrece un panorama del arte actual valenciano que no podría entenderse sin las aportaciones de muchas mujeres artistas.

El conjunto de la colección -compuesta por obras que adquirió la Generalitat en 2017 y que supuso una inversión de 512.000 euros-, permanecerá abierta hasta el 23 de septiembre y ocupa cuatro salas del centro de cultura contemporánea, sumando más de 1.000 metros cuadrados de exposición.

De las 33 piezas expuestas, 17 son obras de mujeres. Además, «Primers moments» señala una serie de piezas con un planteamiento feminista. Según indica el comisario de la exposición, Ricard Silvestre, «ocurre que el planteamiento feminista por el hecho de ser un discurso tan fuerte paradójicamente ha hecho que la obra de estas mujeres siempre se haya analizado desde este compromiso y no tanto desde el fundamento estético». Por ello, Silvestre destaca la belleza y la poética de muchas de estas obras. «Esta colección da un salto más allá para referirse al hecho estético y reivindicar la calidad de su trabajo como piezas representativas del arte de hoy», subraya el comisario.

La Serie pensadores #4, de Ana Teresa Ortega, da la bienvenida a la exposición. En ella, tres ilustres exiliados -Walter Benjamin, Ángel Valente y Jame Joyce-invitan a mirar desde el pasado hacia el futuro, como también lo hace el Prontuario #3 de Bleda y Rosa a través de una comparación histórica entre un suceso y dos lugares distintos; y Anna Talens usa Horizonte diagonal / Reparando el horizonte de oro para aportar calma y trascendencia. El estudio de Amparo Tormo S/T filtra efectos de una depuración propia de la meditada concepción del espacio.

Confluencia con el feminismo

Teresa Lanceta ha dedicado gran parte de su trayectoria a confluir con el planteamiento feminista, lo que ha derivado en una producción que, como ocurre en Paracas, juega con la línea entre arte y artesanía, con sus lienzos tejidos y la relación que esta última ha tenido antropológicamente con la mujer. Un hecho que Maribel Domènech también trabaja en La casa y la voluntad de resistir, una «casa tejida» que implica empoderamiento de la mujer al mismo tiempo que lucha social.

En la instalación de Teresa Cebrián El bolsón de las palabras la acción se centra en las palabras que remarcan la idea de vulneración de la expresión libre. La misma libertad de expresión que le arrebataron a Hannah Arendt, protagonista del cuadro de Mery Sales Trazos de una voz. Por otra parte, las mujeres poeta han sido inmortalizadas en la instalación de Paloma Navares Cantos rodados a la memoria también haciendo uso de la palabra y, gracias a la artista, ya no solo en el recuerdo.

En la sala Carlos Pérez, las fricciones entre lo cotidiano y lo tecnológico se activa con la obra de Rosana Antolí, cuya instalación de cuerpos oscilantes -F=P.e/1- anima al espectador a participar en la obra. Impactante es, asimismo Aeronave de rescate, el artefacto aéreo de Olga Diego, en su búsqueda de la máxima libertad posible.

Las salas 1 y 2 exponen las obras que giran en torno al binomio individuo-sociedad. Tania Blanco inicia el recorrido con À la victoire de..., su serie sobre la justicia social con sus mármoles falsos que inmortalizan acontecimientos que como el 15 M han marcado la historia reciente. Por su parte, Art al Quadrat escenifica en su instalación Limbo económico en tres actos el concepto abstracto de la economía y el impacto que tiene en la sociedad del último siglo. Mar Arza, en su serie El valor de les paraules, reviste de una dimensión poética las triviales libretas de ahorro para reflexionar sobre el valor jerárquico de las palabras.

La obra de Pilar Beltrán, caracterizada por combinar distintos formatos, utiliza en Cercanías la fotografía y el vídeo para mostrar el gesto poético del viajante que mira por la ventanilla del tren, del que surge el cuestionamiento social. Por último, la instalación de Inma Femenía Spectrum Screensaver sirve de colofón a este itinerario como reflexión final. En el seno de la cultura de los medios de comunicación de masas, la artista apela a la conciencia crítica de la ciudadanía.

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