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El poemario propio de Jaime Siles

El poeta valenciano presenta «Un yo sin mí», una antología de su obra seleccionada por el propio autor «entre los poemas que mejor me representan» - «Mi escritura -como mi yo-, es un producto del lenguaje. Y como tal ha sido objeto siempre de mi poética»

Igual que Michel de Montaigne escribía sus Ensayos para reconocerse a sí mismo, asumiendo el riesgo de que el lenguaje era un arma capaz de lograr este fin pero también desbaratarlo, así afronta Jaime Siles (València, 1951) la poesía: como una reflexión sobre el propio discurrir de la vida y sobre cómo el lenguaje conforma su propia identidad. «El yo es un producto del lenguaje y el yo real es distinto al yo poético, que es capaz de hablarnos o escribirnos desde fuera».

Mañana Siles presenta a las 19.00 horas en el Corte Inglés de la calle Colón Un yo sin mí, una antología publicada por la editorial valenciana Olé Libros en la que el autor se convierte en lector y selecciona desde esa perspectiva cerca de 70 de sus poemas, desde «Tragedia de los caballos locos», que incluyó en su primer libro Génesis de la luz (1969), a «Bajo la luz del norte», incluida en Horas extras, publicado en 2011.

«Hay más antologías que han hecho otros investigadores y que son excelentes», recordaba ayer el propio Siles, citando las realizadas por Sergio Arlandis, Rosa Navarro o Guillermo Urbizo. «Pero en esta ocasión la novedad es que son poemas elegidos por mí, pero no por ser los que más me gustan sino porque son los que mejor me representan». «Las antologías siempre las hacen los lectores -recordaba ayer-. Y esta es la del lector Jaime Siles leyendo al autor Jaime Siles».

Ya con el propio título, Un yo sin mí, el poeta quiere expresar que el problema de la identidad es uno de los temas fundamentales de su obra. «Mi escritura -como mi yo, si es que existe- es un producto del lenguaje. Y, como tal, ha sido objeto siempre de mi poética y continuo eje de mi reflexión», adelanta Siles en el prólogo del libro.

Aunque la identidad es el eje principal de esta antología, su lectura nos sirve también para reconocer las distintas etapas que han conformado la obra poética de este Doctor en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca y Catedrático de Filología Latina en la de València que en 1983 recibió el Premio de la Crítica Nacional, en 1989 el Loewe, en 2008 el Nacional José Hierro y en 2004 el de las Letras Valencianas, entre muchos otros. Una obra que ha ido evolucionando hasta el punto de que su autor reconoce leer sus primeros poemas «como si fueran de otro: por eso, aunque lleve mi nombre, ni es mía ya ni me pertenece».

Y es que Siles defiende que, finalmente, son los lectores los que dan vida al poema. «Ya sé que la tradición literaria quiere que el importante sea el autor, que es una idea muy romántica, pero yo creo que el gran protagonista de la literatura es el lector. Es el personaje verdadero del poema igual que el espectador lo es de una película o una exposición. El autor hace y define el producto, pero ese producto genera sensaciones, sentimientos e ideas diferentes. Por eso son los lectores quienes le dan sentido».

Del primer Siles, del poeta «novísimo» queda «una cosa muy importante, que es el respeto al lenguaje, y a la vez la desconfianza hacia el lenguaje», indicaba ayer a Levante-EMV. Aquel era un poeta interesado en la poesía pura y en la economía del lenguaje que da paso a una forma de escribir en la que, según el estudioso de su obra Ángel Martínez Arenas, mantenía la relación intensa con los aspectos formales del arte de poetizar, a la vez que establecía una mayor interacción lúdica con el lector. Y es a partir de Himnos tardíos (1999), poemario con el que gana el premio Internacional Generación del 27, cuando entra en la etapa que mantiene desde entonces, en la que Siles -junto a los juegos lingüísticos, la atención a la figura del lector y la reflexión sobre el proceso creativo-, reflexiona también sobre el propio discurrir de su vida, sobre su biografía, mostrando así una cara que, según Díaz Arenas, es «no la halagüeña, risueña y jovial, sino la cansada, desilusionada, entristecida y existencial».

Contrasta esta cara del poeta valenciano con su visión sobre la vigencia de esta expresión literaria. «Lee poesía bastante más gente de lo que normalmente se supone -aseguraba ayer Siles-. Hay jóvenes que intervienen en blogs y en internet y a los que sigue mucha gente. Ellos han conseguido popularizar la poesía y nosotros no aspirábamos a tanto. Pensábamos que con la poesía podíamos transformar la realidad, no como lo entendía Celaya, que decía eso del ´arma cargada de futuro´, sino que al cambiar la percepción del lector éste modificaba la realidad y por lo tanto la historia».

También se muestra optimista ante la «labor social» que siguen desempeñando los poetas: «la poesía es la lavandería y tintorería del lenguaje, y si nuestro lenguaje está sucio nuestra visión de la realidad también lo está. El lenguaje es un medio social por naturaleza».

Y por último, por encima de cualquier otro aspecto, Jaime Siles destaca de Un yo sin mí el hecho de que sea «una antología valenciana y publicada por un editor valenciano. Si un editor se arriesga a hacerla es porque supone que hay un mercado, y eso me emociona».

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